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The Talented Mr. Australia
lunes, agosto 30, 2004 |
Anoche, en mi eterna búsqueda de sexo virtual por los salones de gay.com, me encontré con un australiano. Precioso. No puedo describirlo. Tenía su gorrito de lana en la cabeza y su barba a medio afeitar que me hicieron cuasi desmayarme. Cuando pasamos al MSN, prendió su cam inmediatamente. Era más que bello, era... no hay palabras. No pude evitar decírselo.
Cyan> fuck! you're really handsome...
Andy> i'm glad u like me but... you're the handsome ;)
Acto seguido le entró muy bien a la situación. Se despojó de sus ropas en un santiamén. Y me quedé desolado. Aquél chico, aparte de ser arrebatador, tenía la cabeza rapada. Parecía tenista, una versión mucho más bella de André Agassi. Cuando se sacó el sweatshirt, pude ver, temblando de ansiedad, que era muy velludo, aparte de ser delgado y formadito. "Vellos rubios" me dije, "debo estar alucinando". Me pellizqué: no estaba soñando. Andy empezó a modelar para mí: era una estatua griega. Yo, por supuesto, me estaba masturbando, y Andy me excitó tanto que a los 2 minutos de trabajo manual, mi pene comenzó a chorrear de líquido preseminal.
Andy quizo verme a mí también. "Llegó la hora del rechazo" pensé. Resignado, me saqué la chompa y traté de evitar lo más que pude los rollos de mi barriga, pero fue inútil: él los vio en versión "uncut". Y para mi alivio, dijo que yo también le excitaba. Contrariado, me volví a sentar: "este chico debe tener miopía", me dije. El voyeur que llevo bajo la piel surgió, y a continuación obligué a Andy a echarse en su cama y a masturbarse y tocarse para mí. Efectuó muy bien su actuación, yo rechinaba de impotencia de no estar junto a él en ese mismo momento.
Andy regresó a la PC y me pidió que me pusiera de pie. Ambos, de pie frente a la cam, comenzamos la recta final. Yo, observando su estómago firme, blanco, y velludo, y su hermosa pinga, lo imaginé parado atrás mio, los dos de pie, mientras me sobaba su erección en las piernas y en las nalgas, y no pude más, hice algo que hasta la fecha no he hecho: me metí un dedo al ano. Con un poco de ayuda mental multipliqué 5 veces el grosor de mi dedo y me imaginé que era su pene ingresando sin piedad en mí. Cuando elaboré mentalmente la sensación de Andy, además de estar penetrándome, besándome el cuello y lamiendo mi nuca, y colocando sus pies encima de los mios, eyaculé con tal fuerza que manché el teclado, los parlantes y el mouse. Fue un descubriento: Andy eyaculó al mismo tiempo.
Luego de limpiarnos, me puse a llorar. No era el gato-sin-nombre de Tiffany, pensé, pero probablemente Andy fuese el indicado para adoptarme y darme un nombre. Las lágrimas corrían por mis mejillas, pero él no las vio: las tapé oportunamente con mi mano. Lloraba porque quería estar con ese hombre, quería casarme con él. Y quizás me entusiasmé demasiado, pero siempre sabemos cómo va la cosa: un australiano y un peruano, no hay muchas oportunidades de encontrarse en la vida. Pero como la esperanza es lo último que se pierde, ahora tengo una nueva preocupación: hacer lo posible por ir a Australia.
Por su parte, Andy me dijo que le encantaría estar siempre en contacto conmigo y que quisiera conocerme más, y en pocos párrafos me contó lo que pudo, porque dijo estar apurado por salir a cenar con unos amigos: dijo tener 36 años (parece de 25), tener un negocio de exportación de autopartes (nada mal), haber nacido en Melbourne pero vive actualmente en Queensland (al fin conozco algo de geografía australiana), y estar soltero por el momento, luego de haber roto el año pasado una relación de 17 años con su amigo del colegio (me muero).
Quedamos en chatear pronto vía MSN, parece que le gusto en verdad, pero uno nunca sabe... DIOS! Creo que en mi vida nunca he deseado a nadie tanto así. Y el cybersex... fue tan real... al menos fue mejor que las pocas veces que han intentado penetrarme (y yo felíz aguantaría el dolor si fuese Andy).
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