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Rediseñando el mito: versión 1.1 available
viernes, setiembre 17, 2004 |
Debido a que recibí numerosos comentarios (personales, no en la web... malditos! comenten!) acerca de que mi blog parecía "de anime" (no tengo nada contra el anime, me encanta, me obsesiona, me fascina, me excita, pero desgraciadamente ya pasé esa época), decidí mandar el pop a la mierda y hacer un blog más "convencional" y "conforme a los estándares". ¿Me vendí al sistema? Para nada. En una sociedad globalizada, uno debe globalizarse antes de pasar al olvido y autodestruírse. Aparte, como que está muy "in" eso de tener blogs primarios y simples, y como yo siempre estoy muy "in" en todo, pues enhorabuena, ahí les va y espero que les guste.
Por otra parte, hoy mi venerado Pertur no asistió a clase. Es curioso porque el jueves pasado tampoco se hizo presente. Y me di cuenta (con un nudo en la garganta) de que la clase no era la misma sin su mirada del Gallo Claudio. Tomé el portaminas y, bajo la mesa, comencé a autoflajelarme: mientas me repetía a mí mismo "no te puedes enamorar de ese chico", me empecé a introducir la mina filuda en la palma de mi mano. Me detuve sólo cuando noté que la sangre salía a borbotones. ¡Qué vergüenza! Tuve que excusarme para irme al baño.
Pero eso no es todo. A eso de las 9 de la noche, al regresar de mi clase de guitarra (con mi guitarra-sin-funda en la mano), estaba yo sufriendo en el micro para evitar que ningún rayón se impostara en la prístina superficie del instrumento, cuando, llegando al paradero de la academia de francés, vi una silueta conocida que se acercaba a la puerta para bajar. No tuve que adivinar mucho: era Pertur. ¿De dónde venía y qué hacía por ahí a esas horas? No lo sé, pero suspiré al saber que la autoflagelación no había surtido efecto. Estaba precioso y me dieron ganas de lamerle el cuello. Su cabello fue lo que más me llamó la atención. Pero un escalofrío me recorrió el cuerpo: estoy seguro de que me vio subir... ¿Por qué no me pasó la voz?
Lo miré con ojos de fuego. ¡Maldito niño tímido, ridículo! Debí de establecer una especie de telepatía, porque Pertur, nerviosito como siempre, miró para atrás hacia donde yo estaba, un par de veces, antes de bajar. Eso significa que sí me vió y que además sabía que yo lo estaba mirando. Dios mío... Maldita juventud descarriada. |
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