Juana La Loca
martes, febrero 28, 2006

Creo que me estoy volviendo loco. O bueno, al menos eso es lo que acabo de autodictaminar. En un principio me dije a mí mismo que podría superar todos mis problemas y qué mostro, qué bacán. Se me acabaron las pastillas y no volví a tomarlas. Eso, según Addy Possa, podía ser contraproducente. Pero no me importó. Tampoco quiero ser esclavo de las pastillas para siempre. Tengo una posición muy arty acerca de todo mi lío interior. Quiero encontrarme a mí mismo en estado pansexual, sin identidades, sin nada de nada, sólo yo sin pastillas, sin excesos, sin poses. Yo y yo.

Por eso dejé de tomar mi medicación desde hace un par de semanas. Y oh sorpresa!, desde hace un par de semanas he vuelto a caer en lo mismo. Inactividad, falta de sueño, falta de motivación. Dolor también. Muchísimo. Quería automedicarme esta vez de la nada. Dejar de depender de las pastillas. Pero curiosamente mi enfermedad era más fuerte. Aún así estaba dispuesto a librar una batalla contra ella.

Ayer fui a mi consulta mensual con el pisquiatra y le dije que estaba muy bien. Le mentí. En lo que sí le fui sincero fue en decirle que había dejado de tomar la prescripción que me dio.

- No dejes de tomar tus pastillas, hermano. -me dijo.
- ¿Por cuánto tiempo tengo que tomarlas, doctor? -dije yo.
- Seis meses -dijo él- En estos caso lo mejor es prevenir cualquier depresión generalizada con desenlaces fatales.

No era ninguna novedad. No era la primera vez que había pensado en matarme.

Pero ¿seis meses?

Horror.

Me sentí como un esclavo sin amo. Abandonado a la deriva. Aproveché para preguntarle si le llegaron los resultados de la evaluación psicológica realizada por el doctor cuero, y me dijo que sí, que confirmaba las sospechas de un cuadro de depresión total, y que como cualquier otra enfermedad debía ser curada con medicamentos, de lo contrario seguiría en lo mismo.

Hoy empecé a tomarlas de nuevo. Lo malo es que mi ánimo anda por los suelos y, como había dejado de tomarlas, es probable que el efecto surta de aquí a un par de semanas. Qué mierda.

Anoche vi "Juana La Loca". Me pareció vacua y sin mayor trascendencia. Entretenía, sí, pero el guión hacía agua por todos lados. De todos modos, Juana se volvió loca de amor. No estaba loca y sin embargo su corte opinaba lo contrario. Sólo amaba a su marido desmesuradamente. Eso es lo que me pasa a mí.

Posteado por Cyan a las 11:38 a. m.
 
 

Mis cinco malos hábitos
lunes, febrero 20, 2006



1) Tocarme el pelo instintivamente o chequear mi peinado en un espejo (o reflejo) al menos cada cinco minutos.
2) No repetir la ropa que me pongo en eventos sociales con la misma gente, o repetirla recién luego de dos semanas como mínimo.
3) Agarrar mis cosas e irme de una discoteca o bar que se atreva a tocar una salsa o reggaeton.
4) Leer los folletitos de mis CDs cuando me siento al baño a cagar.
5) Hacer el gesto de 'peace & love' con los dedos cada vez que me toman una foto. Es INSTINTIVO y muy nineties.

Este meme relajante me lo pasó la tía C, y se lo paso a Eduardito, a ver si de una vez por todas se deja de flojeras y actualiza su blog.

Posteado por Cyan a las 3:41 p. m.
 
 

El último capítulo de Billy
domingo, febrero 19, 2006

Juré no volver a mencionar a Billy por este medio, pero creo que su violencia contra mí, lo amerita. La semana pasada me confesó que se había encamado con otro y bueno, ya saben ustedes cómo me cayó la noticia. El imaginarse a tu ex-novio (del cual aún estás enamorado) haciendo el amor con otro es atroz, en verdad es una experiencia que no le recomiendo a nadie. Mi misma frustración me hizo cometer un desliz: me molesté con él, y le dije que iba a acabar con mi vida. Me corte la vena de la muñeca izquierda y me sentí un poco mejor. Aplacó el dolor en algo, pero no conseguí mi objetivo: morir.

Está visto que no vale la pena suicidarse. Por nadie. Nadie lo merece. Y menos una persona detestable como Billy, como comprobaría días después. Arrepentido (el amor te hace escrbir cosas estúpidas) le mandé un e-mail disculpándome por mi actitud, pidiéndome que olvidáramos el tema. O sea ¿Yo pidiéndole disculpas por haber querido suicidarme por él? ¿Yo pidiéndole disculpas por haberse acostado con otro? Su reacción no fue la esperada. No sólo no me respondió, sino que además me bloqueó del MSN y a decirle a todo el mundo que mi intento de suicidio fue "puro floro". ¿Qué se puede esperar de una persona así?

De todas maneras aún quedaban eventos por saldar: el sábado (anoche) era su fiesta de despedida en un concurrido local barranquino. La actitud de indiferencia que Billy había tenido conmigo hacía suponer que yo no estaba invitado, pero varios amigos en común me animaron a asistir. Después de todo, no era una fiesta privada, era un local libre. De manera que dije bueno, iré un rato y, como es su despedida, le diré "hola Billy, que tenga un bonito viaje" y después me regresaría a casa.

No obstante, ayer me mandó este e.mail:

Cyan:

lo siento, no quiero que vayas mañana. no quiero verte más. suena malazo, pero qué quieres que haga? en mi lugar que harías? me odiarías no? yo no te odio, pero simplemente me siento como mierda por la sobreexposición de nuestros problemas. [...] ahora, si no quieres defraudar a tus amigos, ve. pero ten en cuenta de que yo no seré más que un hola y chao. a pesar de eso, no quiero lidiar con otros problemas.

Razón suficiente para cambiar de idea y no asistir. Sin embargo, mis amigos me dijeron "anda a saludarlo y punto, total, si dice que si quieres ir vayas, entonces no hay problema".

Y fui, pero en ese momento tampoco sabía lo que me esperaba.

Ni siquiera quería pasar un buen rato. Sólo quería ir porque ya se lo había prometido a varias personas (no a él), y porque también, de alguna manera, quería brindar una buena impresión y despedirme de él. Pero no pude.

Él me lo impidió.

En cierta forma me divertí, hasta donde pude, y mucho. Me importaba un comino lo demás, pese a mi buena disposición y la cara larga con la que me recibió, como diciendo "¿y a tí quién mierda te invitó?" pero no consiguió amilanarme. Ya sé que quiso hacerme sentir mal desde el inicio pero no pudo, al menos no en ese entonces. En ese momento fue cuando me encontré con mis buenos amigos y me divertí bastante. Bailé mucho. Me reí demasiado. Me olvidé del asunto. Era un local público y estaba dispuesto a divertirme.

Fue allí cuando él empezó a cagarme.

Yo: ¿Viste lo que me hizo?
Amiga: Déjalo. Está borracho.
Yo: Aún así. No estuvo bien.
Amiga: La verdad no. No sé qué le pasa.

Y continuó haciéndome la vida a cuadritos, como dejando bien en claro quién era el dueño del gallinero. Pero tampoco le hice caso. Vamos, sé cómo tratar a gente inexperta en cuestiones etílicas, y sobretodo a los chibolos inmaduros con pose de maduros. Salí un poco a respirar.

Afuera me encontré con varios amigos más. A uno de ellos últimamente me ha dado por decirle "novio". Al escuchar esa palabra, Billy salió y empezó a insultarme.

"DE QUÉ CHUCHA HABLAS HUEVON? OE ESTE HUEVÓN DE ACÁ ES MI EX, Y NO SE QUÉ CHUCHA ESTA HACIENDO ACÁ, NO QUE CARAJO HACE ACÁ" (y demás sandeces que no vale la pena mencionar).

Nunca pensé, en mi vida, ser insultado de esa manera, y peor aún ser insultado por la persona que alguna vez había querido. Me fui a llorar al baño, entre el humo y sudores ajenos. Luego salí a la calle de nuevo, pero ya no fue lo mismo. Me encontré con Anne Horexia y Aero Lito y me regresé a casa, tragándome mis lágrimas. ¿Llorar por él?. Jamás. Es una persona que no vale nada.

Billy:
Si lo que pretendías era hacerme sentir peor, pues aplausos, lo haz logrado, aunque ya cambié de parecer. Voy a hacer una peor persona. Se acabó el buen Cyan. Ahora comienza mi lado oscuro.

Gracias por no valer nada.

Posteado por Cyan a las 11:48 a. m.
 
 

Nada
domingo, febrero 12, 2006

No se por qué hay veces en que siento que mi vida es una mierda. Que no sirvo para nada. Que todo el mundo está en mi contra. Que todos siguen con su eterna cantaleta de autoayuda cuando en realidad nadie puede entenderme. No busco amigos. Sólo estoy buscando alguien que me entienda, que sea capaz de asimilar todo y comprenderme, no que me juzque como todos lo hacen últimamente.

En días recientes la gente se queja de la falta de dinero, de la falta de estabilidad laboral, de la falta de buenos candidatos al gobierno. Nadie se queja de la falta de cariño. Y a mí eso me urge. Es vital. Todos se van. Me quedo solo. Solo con esos malditos pensamientos cada vez que me levanto, ese mismo nudo en la garganta que siento al escribir estas chorradas en el teclado, las mismas lágrimas que corren por mis mejillas y vuelven salado mi paladar. No es justo, para mí ni para nadie. Es un eterno funeral. Es complejo también.

Me duele el cuerpo de los pies a la cabeza. Siento la mente nublada. Y el dolor, ese mismo dolor en la espina dorsal, en el abdómen, a la altura del corazón, en todas partes, ese dolor que me obliga a cortarme, a provocarme pequeños cortes, pequeños sangrados para aplacarlo. El dolor físico es soportable. Ya me saqué la mierda muchas veces. Lo que no puedo soportar es el dolor que me araña el alma.

Posteado por Cyan a las 11:17 p. m.
 
 

Resurrección a medias
jueves, febrero 09, 2006

Y bueno, después de más de una semana de silencio aquí me tienen de vuelta. Creo que eso de actualizar una vez a la semana me conviene más, ya que actualmente no tengo muchas cosas que contar, mi vida ha retomado un poco la monotonía de antaño.

El motivo por el cual no podía actualizar el blog fue porque mi PC falleció de manera repentina, y repotenciar la fuente, comprar una nueva placa, un nuevo disco duro y una nueva memoria (y más potente), me salió alrdedor de 350 dólares, o sea que adiós al sueño de tener una pequeña cámara digital para poder captar instantáneamente los momentos Kodak.

Por lo demás, sigo escribiendo la novela de las chicas descarriadas, aunque me interesa mucho un comentario que me pusieron en el post anterior, acerca de la publicación del blog de Séptima Madrugada por parte de la editorial indie Estruendo Mudo. Sería una buena idea, es más, me interesaría muchísimo que pudiesen publicar mi blog, ahí sí no tendría paltas en salir del clóset y firmar con mi nombre real, ahora que mi madre sabe acerca de mi mariconez, ya no tengo a nada (ni a nadie) a quién temer. Pero ¿cómo podría contactar a los de Estruendo Mudo? Si alguien me pasa el dato, se lo agradecería encarecidamente. De momento me guardo unas cosillas que me han pasado para postearlas en los próximos días.

Posteado por Cyan a las 12:12 p. m.
 
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