Cyan escritor
martes, enero 31, 2006

Y bueno, luego de un largo fin de semana dedicado al ocio y a la sanación, al fin puedo caminar un poco. La hinchazón de mi pie cedió y sospecho que al final no tendré que pasar tres semanas en reposo, sino tan sólo una. Pese a mi estado de postración, quiero ir al concierto de Miranda! Creo que después de todo me arriesgaré a ir, así me terminen de cagar el pie de unos cuantos pisotones del populórum, ya que como es bien sabido, se trata de un mega concierto de reggaeton (?) y los Miranda! serán el plato de fondo.

Pasando a otras noticias, estuve conversando con Giovanni por el MSN y al parecer sólo está buscando amistad. De modo que lo de la presunta "cita" fue ilusorio. Qué bueno que lo haya sido, porque más que un nuevo novio, necesito conocer gente nueva y divertida. Además, no era mucho de mi tipo que digamos. Pero de que es un chico lindo, LO ES.

En el plano psiquiátrico, terminé mis pruebas psicológicas con mi queridísimo doctor cuero. Le confesé que era gay y lo primero que me preguntó fue:

- ¿Frecuentas el ambiente?

Le respondí que no, POR SUPUESTO QUE NO. Él por su parte siguió tomando nota de todas mis reacciones. No sé por qué me hizo esa pregunta. Quizás el doctor de mis sueños también sea gay, pero al fin y al cabo todo se terminó allí, pues no lo veré más. Mis días en el pabellón de psicología han concluído y estaré de vuelta con el mismo pisquiatra. Me quedé con las ganas de recibir algo más que palabras de aquél apuesto médico.

Por último, el meollo del asunto: VOY A SER ESCRITOR. Mejor dicho, YA LO SOY, sino que VOY A SER UN ESCRITOR PUBLICADO. Así es. Desde que estuve postrado por la fractura del pie, me dediqué como nunca a revivir mi vena literaria y encontré en el tintero tres cuentos escritos no hace mucho. Estos tres cuentos son acerca de tres chicas diferentes, tres chicas con problemas de hombres, tres chicas modernas. La cosa es que decidí unir los relatos de las tres en una historia común y ya voy por el capítulo seis. Las tres se han de convertir en asesinas sentimentales, según los capítulos que he avanzado. Me va muy bien este oficio, no pararé hasta tener al menos 150 páginas de una novela sólida y sobretodo, guarra. De momento, estoy buscando un editor.

Posteado por Cyan a las 1:02 p. m.
 
 

El destino sí es cruel
viernes, enero 27, 2006

El miércoles en la noche, cuando bajaba por un vaso de agua a la cocina para tomar mis pastillas, di una patinada sobre la escalera y estrellé mi pie contra la pared.

Resultado: fractura.

Diagnóstico médico: tres semanas de reposo y la prohibición de caminar.

¿Cómo carajo se supone que voy a quedarme encerrado en casa por tres semanas? En fin, sólo puede ser un castigo divino por haber disfrutado mucho (demasiado) del sexo con Rodrigo. Recibí otra visita de él ayer por la tarde, estuvimos conversando y se le notaba francamente avergonzado. ¿Es que acaso no podemos ser amigos cariñosos? Me vino con la cháchara de "yo te estimo mucho" y de "no quiero que nuestra amistad se rompa". Bobadas, ni que estuviese enamorado de él. No tengo ningún interés en él, tampoco, salvo el interés sexual. Es bien sabido que no puedo ser amigo de mis "ex", así no lo desee (algo que quedó bastante claro últimamente).

No obstante, me emocionó un poco su cariño. Me preguntó cómo estaba, si la fractura había sido grave y si podía hacer alguna cosa por mí. Le respondí que sí: que volviésemos a tener sexo. No sólo se opuso, sino que dijo que nunca más lo pensaba hacer. No obstante nos abrazamos amistosamente, como solemos hacerlo, y vimos una película llamada "Saw" (muy buena, por cierto).

Rodrigo seguía siendo un chico lindo, sí, pero no lo amaba. Podría amarlo, pero ¿es él lo que estoy buscando realmente? La respuesta es NO. Es un chico que muere por la música tex-mex, un chico de inteligencia inferior a la media (alguna vez opiné con crueldad que hasta tenía un poco de retardo mental) y que además es capaz de tirarse a medio Lima. Yo soy la mera prueba de ello. Puede ser un chico cariñoso también, pero no. Prefiero pasar de largo. No estoy dispuesto a ser el novio de alguien que es mucho más que un tonto. Malgré sa beauté...

De momento me espera un largo periodo de estancia en el segundo piso de mi casa. No puedo ni bajar las escaleras y tienen que subirme los alimentos. Me siento una nulidad total. No sé cómo voy a soportar tres semanas. Creo que me dedicaré al bricolage.

Posteado por Cyan a las 10:17 a. m.
 
 

Sexo animal
miércoles, enero 25, 2006

No, no se me ha dado por la zoofilia. Está bien que mi perro sea gay y que se lo monten todos los canes del vecindario, pero tampoco estoy tan desesperado. Dios no quiera.

Lo que sucedió fue algo mejor: tuve sexo. Y del bueno.

Debo reconocer que me sorprendió el grado de maldad y premeditación con el cual llevé a cabo mi plan. El hombre escogido fue quien ya todos saben: Rodrigo. La suerte estuvo de nuestra parte. Mi abuela y mi padre no estaban en casa, y Rodrigo me llamó porque le habían prestado un DVD de Thalia que quería ver (él no posee reproductor de DVD en su casa). Lo invité a venir, preparando de antemano la iluminación, la ubicación de los muebles y la disposición de las cosas en mi cuarto.

Rodrigo llegó puntual con una exquisita camisa blanca a rayas celestes. Me dieron ganas de arrancársela a mordiscos pero debía ser paciente. Tenía que pre-calentar el ambiente primero. Pusimos el DVD de Thalia y él empezó a coreografiar una a una las canciones, mientras yo lo observaba tendido en mi cama, esperando hacer mío ese cuerpo que ya empezaba a ponerse sudoroso.

Cuando se cansó de bailar se sentó en el sillón, sobre unos discos que había colocado allí con premeditación. Me preguntó de qué eran, y le respondí que eran PORNOS GAYS. Me dijo que la pornografía le ponía mucho, de manera que, ipso facto, al rato estuvimos ambos tendidos en mi cama, observando la película y con sendas erecciones en nuestras entrepiernas.

Pasaron unos quince minutos y parecía no estar interesado en iniciar algo conmigo, de manera que puse en práctica el plan B, heredado directamente de la película "Cruel Intentions".

Yo: Las fotos que te tomé la vez pasada salieron mal. ¿Quieres que te tome más?
Él: ¡Sale y vale!

Sabía que nadie le ganaba en vanidad, y no me equivoqué. Saqué toda mi ropa del closet y estuvo modelando para mí casi todo mi guardaropa mientras yo, cual Ryan Philippe, le tomaba fotos de cerca, emocionándolo para hacerle la pregunta:

Yo: ¿Sabes que sería super sexy? Que te sacaras fotos en ropa interior.
Él: ¿Qué?
Yo: ¡Claro! ¿No quieres que te lluevan hombres? Mira, te tomo fotos en calzoncillos, las subimos al Gaydar y vas a ver que mañana estarás atiborrado de mensajes de muchos chicos guapos.
Él: ¿Tú crees?
Yo: ¡PERO POR SUPUESTO!
Él: Es que... me da un poco de vergüenza.
Yo: ¡Ay por favor! Somos amigos y nos tenemos confianza, ¿o no?
Él: Y, sí, pero igual me da roche.
Yo: Mira, yo te digo cómo posar. Si quieres ser modelo, debes dejar de lado el pudor.
Él: Tienes razón.

Fue así como le fui tomando fotos primero sin camisa, después sin medias, y al final sin pantalón. Está de más mencionar que el hecho de tener su cuerpo velludo en mi cama me producía bastante morbo, y me era difícil caminar porque mi pene estaba tan duro que de él manaban toneladas de pre-cum. Lo observaba colocarse en cuatro patas, de espaldas, de frente, y el calor aumentaba en la habitación. Finalmente, le pedí que se sacara el calzoncillo.

Lo que vino a continuación fue la visión del paraíso. Nunca imaginé que su verga fuese tan grande y bonita. Empecé a temblar de ansiedad. Las fotos me estaban saliendo movidas, sobretodo porque su verga no tardó en erectarse.

Yo: ¿Estás excitado?
Él: Sí. Tengo ganas de tirar.
Yo: Yo también.
Él: No te pases. No voy a tirar contigo. Tú eres mi amigo.

Luego, en un arranque de arrechura, tomé su pene estratégicamente por la cabeza y empecé a acariciarlo con el pulgar. Después inicié rítmicamente un movimiento de arriba hacia abajo, masturbándolo. Lo oí gemir. Parecía gustarle lo que estaba haciendo.

Yo: Déjame chupártela, al menos.

Rodrigo no dijo nada. Sólo cerró los ojos y aulló cuando metí su pene en mi boca. ¡Qué placer! Había pasado casi un año que no tenía contacto sexual con nadie que no fuese mi ex novio, y más aún cuando al fin había conseguido sacarme el clavo con Rodrigo. Seguí engullendo aquella maravilla de la naturaleza y creí conveniente pasar mi lengua por sus testículos, por su pubis, por su estómago, subiendo poco a poco hasta lamerle el pecho y las tetillas (recuerden que sus tetillas son rarísimas, como si fuese un doble pezón, pero igual estaba muy excitado y ya no había marcha atrás).

Rodrigo no paraba de gemir y fue una sorpresa cuando se dio la vuelta, ofreciéndome el culo. A lengüetazo limpio, fui oyendo cómo su placer se incrementaba hasta que lo obligué a decirme lo que quería escuchar.

Él: Métemela.

Antes de hacerlo, me saqué la ropa yo también, me eché encima de él, lamí su cuerpo de pies a cabeza y terminamos haciendo de todo, y en todas las posiciones. Y cuando digo de todo, realmente me refiero a DE TODO. Me vine tres veces. Al final sólo quedó un mutuo sentimiento de culpa y la promesa de que nunca más íbamos a hablar sobre lo que acabábamos de hacer. Cuando se fue, me quedé cansado y solo, pero feliz.

Posteado por Cyan a las 9:36 a. m.
 
 

Afterdates
martes, enero 24, 2006

Hacía mucho tiempo que no iba solo al Café Zeta. Tenía que volver a ir, para expiar demonios. No en vano fue nuestro café favorito. El Zeta tiene algo que me hace amarlo y odiarlo a la vez. Lo amo porque cada vez que paso por ahí, sea el día que sea, me encuentro con alguien. Y lo odio por su absurda decoración de miriñaques metálicos y sacos de café desperdigados por el suelo.

No obstante, ya que estaba caminando por Miraflores, fui al Zeta a tomar lo que acostumbro a tomarme cada vez que estoy por ahí en verano: un frappé de fresa. Me siento mariconsísimo con ese vaso cuelliforme, absorbiendo la espesa bebida con una cañita rosada. Sentado en una de las mesas de afuera, veía pasar absolutamente de todo: turistas, chicos indies, chicos regios, chicos feos, chicas anoréxicas y con cara de despaviladas.

Me parecía raro que hubiesen pasado más de quince minutos sin encontrarme con alguien, siquiera al paso. Deseaba hacerlo. Necesitaba alguien a quien mirar, alguien con quién conversar, alguien que pueda escuchar como el frappé de fresa era ingerido por mi paladar empalagoso. Pero NO. No había NADIE. Y extrañaba a todos.

Fue allí donde lo ví. Un chico guapo al fin, sentado con una chica en una de las mesas del frente. No obstante a ese chico, además de estar guapo, ya lo había visto antes: podría jurar que habíamos coincidido en alguna clase en la Universidad. Sí, cuando lo pensé mejor me di cuenta que así era, pero al mismo tiempo no podía ser. El chico que yo recordaba tenía mucho acné y usaba ropa, digamos, estrafalaria. Parecía haber mutado en un esbelto joven de piel blanquísima, porte espigado, bucles castaños sobre la frente y sonrisa encantadora.

Intenté cruzar miradas con él. Sin embargo, nunca me paró bola. Parecía estar disfrutando mucho de su conversación con la chica. ¿Sería su novia? Algo en mí me decía que debía conocerlo, debía entablar una conversación con él y saludarlo, al menos. No en vano habíamos llevado una clase juntos. Por su comportamiento podía deducir a leguas que era gay pero, ¿y si estaba equivocado?

No sé de dónde saqué el valor. El hecho es que cuando el chico y su amiga se pusieron de pie, yo lo hice al mismo tiempo y nos cruzamos atropelladamente en una de las barandas que separan la calle de la entrada principal. Extendí mi pie con la intención de que me obsequiara un premeditado pisotón, cosa que para mi sorpresa ocurrió.

Él: Disculpa.
Yo: No te preocupes. (Habla, puta madre, ¡háblale! ¡dile algo!)

Saqué a florecer la actriz de telenovelas que adormita en mi subconsciente.

Yo: Hey, yo a tí te conozco (¡Demonios, le hablé!)
Él: ¿Sí? Yo no me acuerdo de tí.
Yo: ¡Claro! Tú llevaste Dirección de Cine en el 2002-II con Augusto Tamayo.
Él: Ah, verdad, pero no me acuerdo de tí.
Yo: (Triste) Bueno...
Él: (Nervioso) Ella es mi amiga Sandra, pero ya se estaba yendo.

La saludé con cariño porque él se estaba poniendo un poquito borde. Parecía que lo estaba incomodando. Al final Sandra se fue y nos quedamos parados en la calle.

Él: Bueno, ¿para dónde te vas?
Yo: Para Benavides, ¿y tú?
Él: Pues para el Reducto.
Yo: Bueno, si quieres te hago la taba.
Él: Chévere.

En mi interior no dejaba de sobresaltarme ante lo fácil que había fluído la conversación entre los dos.

Él: Me parece que han cerrado el Valetodo.
Yo: (Sorprendido) ¿Vas al Valetodo?
Él: Sí, a veces, con algunos amigos.
Yo: Yo voy una vez al año.

Era obvio que me había dado pie a hacerle la pregunta del millón de dólares.

Yo: ¿Eres gay?
Él: No, soy bisexual.
Yo: Ah.
Él: Oye es raro, no me acuerdo de ti en la universidad. Haz cambiado harto.
Yo: Bueno, es que también era un poco retraído. Me sentaba al fondo con mi amiga Ana Conda.
Él: Ah, sí la recuerdo, eran bien callados ustedes.

No pude responderle otra cosa. Ese chico me gustaba y quería proponerle algo más, deseaba aventurarme, sólo por el hecho de echar a andar mi adrenalina. Él me miró de reojo y me dijo: "te ves mucho mejor ahora" con una sonrisa sincera, y lo tomé como un cumplido. ¿Me estaba coqueteando? Me lancé.

Yo: Pues tu me parecías simpático cuando estábamos en la universidad, pero nunca me imaginé que eras gay.
Él: Es que alucina, en ese tiempo estaba con novia. Ahora ya no.
Yo: Ah, qué bien.

Llegamos a Vivanda. Finalmente tendríamos que separarnos.

Yo: Discúlpame, no sé ni tu nombre.
Él: Giovanni.
Yo: Mucho gusto.
Él: Igualmente.
Yo: Si quieres mañana podemos tomarnos un café. ¿Te parece?

Giovanni me miró raro.

Él: Si gustas, pero mañana no puedo, tengo una clase.
Yo: ¿Aún estudias?
Él: No, estoy enseñando italiano.
Yo: ¡Ala, qué bacán!
Él: Mira, ¿por qué no salimos pasado mañana? Es que no quiero que vayas a pensar que quiero chotearte.

Lo amé.

Yo: Yo no pienso nada. Me encantaría que podamos salir pasado mañana.
Él: Bueno, te doy mi MSN. Nos encontramos por ahí y quedamos, ¿te parece?
Yo: Perfecto.

Me escribió su correo electrónico en un papel y se alejó presuroso por La Paz. Sentí que algo estaba bien en mi interior. ¿Acababa de conseguir una cita con él? No estaba seguro si era una cita. Para eso, voy a tener que comprobarlo. Deséenme suerte.

Posteado por Cyan a las 8:58 a. m.
 
 

Doctor Sex
lunes, enero 23, 2006

Mi segunda cita con el doctor sexy no transcurrió como yo lo esperaba. Me ha dado por establecer dos teorías:
1) Pasa total de mí.
2) Le gusto y por ende se intimida.

La razón por la cual me pongo a pensar esto es porque desde un primer momento no pudo soportar mi mirada. Se limitó a observarme a los ojos duramnte unos segundos y a anotar en mi historia clínica todo lo que yo le iba relatando, como un experto taquígrafo. Reconozco que esta segunda vez que lo vi me pareció menos guapo que antes pero igual puedo reconocer su cuerez.
Además, es rubio. Y su uniforme blanco pone.

De la historia clínica pasó a hacerme un test de personalidad. Me alcanzó unas hojas en blanco, un lápiz algo mordisqueado y un borrador negrísimo, y me pidió que dibujara a una persona, ya sea hombre o mujer. Me dibujé a mi mismo en estilo manga, con tal perfección que estoy seguro hubiese hecho palidecer de envidia al mismísimo Masakazu Katsura. Cuando terminé mi dibujo, me pidió que dibujase una persona del sexo opuesto al que había dibujado anteriormente. Dibujé, por ende, una chica Katsura con uniforme escolar, tetas grandes, microfalda plisada, pantaletas de encaje y expresión inocente.

Por último, el doctor sexy me pidió que dibujase un árbol. Dibujé uno de esos grandes y frondosos baobabs de "El Principito". A continuación tuve un flashback hacia esa época. Cuando era niño, todo era más fácil. Me limitaba a leer dicho libro y a pensar que algún día me perdería en el desierto y que un accidentado (y cuero) piloto francés vendría a rescatarme y a convertirme en su amante. Sí, Antoine de Saint-Exupery dio rienda suelta a su pederastia en ese libro, pero tampoco estamos aquí para hablar de pedofilia. Suficiente tuve con Billy, y estoy en plan de olvidarme de él.

El doctor me dio cita para fin de mes y se despidió secamente con un apretón de manos. Me quedé pensando en esa caja toráxica que se adivinaba deliciosa bajo la camisa blanca. Llegando a casa, me masturbé. Hacía mucho tiempo que no lo hacía, y me sentó bien hacerlo. Desfogué tenciones. Me imaginé que aquél mismo doctor me poseía sobre su escritorio y bueno, ya ustedes se imaginarán. Necesito sexo urgentemente.

Posteado por Cyan a las 10:51 a. m.
 
 

Estoy de vuelta
domingo, enero 22, 2006

¿Creyeron que se habían librado de mí? Pues NO. Lo que sucedió en realidad fue que el hosting de mi servidor (invazores.org) sobrepasó su ancho de banda, posiblemente debido a un indiscriminado uso de canciones de radioblog (léase el blog de Santos). De manera que ESTOY DE VUELTA, para seguirles relatando mi (según muchos, me incluyo en la lista) PATÉTICA vida y pormenores de sobrevivencia post-rompimiento.

En su momento, las cosas con Billy se estancaron. Él quería seguir siendo mi amigo. Yo, sobrellevaba las esperanzas de un posible retorno. No puedes ser amigo de alguien del cual sigues enamorado, ¿o me equivoco? Sobretodo cuando la idea de volver te atormenta las ideas en la cabezota. Lo intenté, pero no pude. No puedo. Sé que querer es poder, pero YO NO PUEDO. No puedo seguir viendo a ese CHICO LINDO sabiendo que ya nunca más podrá ser mío y lo que es peor, que en el futuro compartirá su vida con alguien más.

Yo debería hacer lo mismo. Creo que ya es tiempo. Acabo de pasar oficialmente la barrera de un mes de abstinencia sexual, y eso me está cagando el porvenir. Me lo está cagando porque estoy tenso y tengo la necesidad de desfogar un poquito la ansiedad que me provoca todo este rollo. Creo que el elegido será, una vez más, Rodrigo.

Lo vi la semana pasada. Intenté revivir en él mis ansias de sexo, y creo que lo conseguí. Siempre lo consideré un chico muy atractivo, para qué voy a negarlo, y aún me mueve todo. Acabamos viendo "El Aro 2", ambos tendidos en mi cama, y él puso su mano sobre mi hombro. En alguna oportunidad me manifestó el hecho que yo era su mejor amigo, pero de ahí a tener un acercamiento sexual con él hay mucho trecho. Aunque ya en el pasado existió (y creo que aún existe) una inmensa carga de arrechura entre ambos.

También pensé en volver a hablar con Billy y decirle que una sesión de sexo desaforado sin compromisos no nos haría daño, al menos no por ahora. Después de todo, ambos conocemos a la perfección nuestros cuerpos y sabemos cómo darnos placer, pero la idea está de momento descartada. Billy me odia y se molestó conmigo recientemente porque, según él, asumo poses que no van conmigo y me esfuerzo demasiado en agradarle a los demás. ¿Qué tiene de malo el "mutar"? El ser humano evoluciona, no puedo quedarme como un perfecto estúpido toda la vida, en algún momento tendré que abrirme, hacer locuras y tendré la posibilidad de tener más amigos.

"See you in the afterlife", fue lo último que me dijo, y creo que ahora las cosas sí se han cagado entre nosotros. No me ha bloqueado en el MSN, pero tampoco me habla. Sólo espero que cuando se vaya a Argentina, al menos tenga la delicadeza de despedirse de mí. Será lo mejor para ambos, estar separados y a la distancia. Por el momento seguiré manteniendo la amistad con Rodrigo y quién sabe, quizás a la larga acabemos en la cama, pero de lo que estoy seguro es que no quiero implicarme con nadie. Quiero conocer nuevas personas, sí, quiero tener sexo, también, pero no quiero tener otra relación. No quiero volver a enamorarme. No quiero volver a entregarme en cuerpo y alma para terminar con el corazón roto en mil pedazos. Que lo hagan otros. El amor no es para mí.

Termino aquí con una canción de Alaska y Dinarama:

Lo siento,
No hay solución.
El tiempo
Ya se acabó.
Lo nuestro
Es un error.
No existe
La salvación.

No pudo ser.
Muy pronto,
me moriré.

Posteado por Cyan a las 10:35 a. m.
 
 

Loqueros sexys
viernes, enero 13, 2006

Hoy fui al médico para que supervisara mi medicación recetada y mis avances en cuanto al tratamiento recibido. Me derivó desde psiquiatría hacia otro pabellón del hospital para que me hicieran "unas pruebas psicológicas sobre mi personalidad", cosa que no entendí muy bien pero que después de todo era parte del proceso.

Fue así como me extendió un papelito que ordenaba realizar pruebas psicológicas al paciente tal, test sobre personalidad maníaco depresiva, impulsos suicidas y etcétera. Le agradecí por su ayuda y me dirigí al pabellón de psicología. Me atendió una enfermera muy bonita, pero ni bien le extendí el papelito con la orden, me fijé en un par de médicos que estaban en la sala de espera de pacientes, conversando animadamente.

Uno era simpático, de gafas metálicas y tez morena, bastante joven, y el otro le igualaba en edad, pero le superaba en atractivo físico. Debía tener unos 28 años y era rubio, de porte más que notable y ojos algo razgados. Su mirada penetrante se cruzó con la mía. Había dejado de hablar con su compañero. Yo lo miré primero con curiosidad y luego con interés: estuvimos cerca de tres segundos mirándonos, pero luego la enfermera me distrajo para pedirme más datos. Demonios.

Seguí examinando de lejos al objeto de mi afecto, que siguió la conversación amena con su compañero. En mí restaba la esperanza de cruzar una nueva mirada con él, pero en ese momento otro médico mucho más joven hizo una aparición algo apresurada. Se le notaba más joven que el resto y bajo la túnica blanca vestía una camisa a cuadros regia. Su contextura era más bien gruesa, su barba prominente y sus cejas pobladísimas: tranquilamente podría pasar por un sugar-daddy-bear y me mojé al imaginármelo enfundado en uno de esos trajes de cuero.

¡Por Dios, cuántos loqueros sexys habían en ese hospital! Maldita sea la hora en que no estudié psicología, pensé. De haberlo hecho me hubiese ahorrado años de tratamientos, medicinas y automedicación. Parecía el pabellón de los médicos de un almanaque de Cosmopolitan. No obstante la enfermera me llevó a un consultorio aledaño y se encerró conmigo a hacerme unas preguntas preliminares. Resultó que de enfermera no tenía nada y que ella misma era una psicóloga más del equipo que vi en la otra sala.

Ella: Bueno, señor Cyan, lo voy a derivar para que sea atendido por uno de los psicólogos del staff, puedo ser yo misma o cualquiera de los que vio en la sala anterior, eso depende de la disponibilidad de ellos. Enseguida regreso, espere aquí por favor.

Está de más decir que me sobrevino un ataque de beatitud y me puse a rezar ahí mismo para que me tocara ser atendido por el médico rubio con el cual crucé miradas unos minutos atrás. En la espera me desesperé, y eso que estaba tranquilo. La puerta se abrió y yo, que esperaba toparme con la misma enfermera/psicóloga, casi me desmayo cuando noté que hacía su ingreso el objeto de mi afecto.

De cerca parecía un poco mayor de lo que pensé, quizás rondearía ya los 29 o 30. Parecía algo nerviocillo, porque en ningún momento me miró, sólo me hizo unas cuantas preguntas, me reprendió por haber llegado tarde a la consulta y reprogramó una nueva cita para el próximo viernes, rogándome que llegase temprano. Seguidamente escribió unas cuantas cosas en mi historia clínica y se despidió de mí, muy profesional, no sin antes extenderme la mano y dirigirme una nueva mirada misteriosa.

Me fui caminando por el pasillo y pensando si en verdad habría podido pasar "algo" con aquél médico. Tal vez esté pecando de ingenuo, pero es que a veces las corazonadas no me engañan. O quizás, como suele pasar, veo cosas en donde sencillamente no las hay. Quién sabe, pero a lo mejor lo descubriré en la próxima consulta. Mojándome espero.

Posteado por Cyan a las 12:06 p. m.
 
 

Diálogos matriarcales
jueves, enero 12, 2006

Estaba tranquilísimo. Para nada nerviocillo. Pero aún así bajé a la cocina a prepararme una taza de café. Mi abuela estaba sentada, tomando uno. Me observaba como queriendo decirme algo, aunque eso es cosa de todos los días, la comunicación entre nosotros siempre ha sido nula.

De pronto, se atrevió a abrir la boca.

Abuela: Hijito, ¿y qué es de ese chico que venía siempre?
Yo: ¿Qué chico?
Abuela: El "buenito" pues.
Yo: Ah...

Recordé que mi abuela adoraba a Billy.

Abuela: Hace tiempo que no viene, ¿no?
Yo: Sí.
Abuela: ¿Por qué será?
Yo: No sé. Terminó con su novia, creo, y está deprimido.
Abuela: Pobrecito. Es bueno ese chico, muy bueno, siempre te lo dije.
Yo: Sí, abuela, lo sé.
Abuela: Siempre te dije que deberías tener más amigos como él, tan educaditos, tan...
Yo: ¿Ya córtala, abuela, quieres? Ese chico no regresará más, así que por favor no sigas hablando de él.

Me dirigí escaleras arriba y me sentí mal porque a pesar de todo, ella no tenía la culpa de nada. La única culpa es la mía. Todo yo. Me sentí fatal. Me acordé de todo. Pero DE TODO. Hasta mi abuela nota su ausencia. Es patético. Lo extraño demasiado.

Posteado por Cyan a las 10:51 a. m.
 
 

Volver (a empezar)
martes, enero 10, 2006

Un día antes de la fiesta de Santos, recibí una llamada de Billy. En los últimos días una idea estaba corroyendo mi cabeza, y a él ya se la había planteado una vez: volver. No sólo porque lo extrañaba, sino porque seguía enamorado de él y porque no valía la pena, según yo, echar todo por la borda para tomar una decisión drástica que a posteriori demandaría un gran sentimiento de culpa entre ambas partes, al no poder solucionar nuestros problemas de siempre.

En un principio se negó, y eso que le había propuesto una relación sin ataduras y sin principio ni fin, es decir, los dos sabíamos que nuestro romance duraría hasta que él se fuera de viaje a Argentina, por lo tanto, una vez le pregunté "¿por qué desperdiciar el poco tiempo que nos queda, si podríamos estar juntos?". La respuesta vino por mutuo conscenso: la relación no funcionaba, más por mi culpa que por la de él, lo absorvía como una esponja, trataba de someterlo a un compromiso para el cual ninguno de los dos estaba preparado y a la larga, era mejor estar separados, porque nos estábamos haciendo daño. Por más que ahora me daba cuenta de las cosas tal como son, la posibilidad de volver estaba descartada.

No obstante, para una persona perseverante como YO, la esperanza es lo último que se pierde. Durante la última semana mi medicación surtió efecto y recibí un positivo subidón de ánimo. Hasta me animé a ver las cosas con claridad y acepté salir en plan amical con Jean Luc, un parisino estudiante de español que se puso en contacto conmigo a través del blog. Salí un par de veces con él, tenía un aire a Moby, y la cosa no pasó de animadas charlas en exquisito francés y paseos por los acantilados de Miraflores. La segunda vez pude notar que Jean Luc me atraía en cierto modo, tan feo no era, aunque tampoco existía química.

No había visto a Billy desde una semana antes de terminar con él via MSN, y se suponía que lo volvería a ver el sábado, en el cumpleaños de Santos. Sin embargo, lo vi el viernes en la noche. Me llamó porque estaba caminando por Miraflores y decidí acudir dada mi cercanía por las inmediaciones. Lo ví guapísimo. Tenía un polo celeste que le sentaba divinamente y un bronceado y una mata desordenada de cabellos sobre la frente que me dejaron desolado. ¿Por qué Billy sigue siendo un chico encantador? ¿Por qué sigue haciéndome tilín? Pero Billy me hizo mucho más que tilín: me dieron unas ganas increíbles de lanzarme a su cuello cual vampiro, mordisquear su piel y lamer cada centímetro de su cuerpo antes de, claro está, empaparlo de besos tiernos mientras le decía lo mucho que lo seguía amando.

Me puse muy nervioso. Me parecía increíble verlo allí, sentado a mi lado, después de casi quince días de no verlo, y cuando ya no existía nada entre nosotros mas que "amistad". En cierto modo la cagué porque me descontrolé. Le volví a plantear las cosas. Le volví a decir que había cambiado. Le volví a decir que quería una segunda parte. Y su respuesta, más que tajante, me dejó desolado: "en Febrero me voy a Argentina, y en cierto modo es mejor que estemos separados, porque de seguir juntos hubiese sido traumático, ¿no crees?".

Sí, Billy tenía mucha razón, pero para terminar de cagar las cosas me puse a llorar, y quise morirme porque en consecuencia lo hice llorar a él también. Felizmente traía mi medicación conmigo, tragué un par de píldoras con ayuda de una botella Agua Cielo que él mismo me compró y me sentí más tranquilo. Hoy por hoy las cosas han mejorado. He asimilado la idea de que nunca más volveré con él, que nunca más volveremos a tener otra oportunidad, y la ayuda de mis amigos en esta toma de consciencia ha sido muy grande. Inclusive mi humor ha mejorado notablemente.

Lo único que queda después de todo es una gran falta, una gran ausencia. Lo extraño, pero más que nada extraño estar con alguien, extraño tener un chico a mi lado. No me voy a poner a putear ahora, pero me gustaría estar abierto a nuevas oportunidades, a conocer a nuevas personas, en plan cafecito y charla. Creo que ya estoy listo. Y creo que ya es tiempo de volver a poner un anuncio inocente en el Gaydar.

Posteado por Cyan a las 10:38 a. m.
 
 

Santo entre los Santos
domingo, enero 08, 2006

En un principio iba a adelantarles algunas novedades con respecto a un ligero acercamiento (si es que se le puede llamar así) entre Billy y yo, luego de nuestra dolorosa ruptura, pero me ahorraré detalles para poder comentar los hechos de ayer, aunque a estas alturas está de más, pues mi querida tía C acaba de realizar un extendido y minucioso recuento en su blog, misma DINANDRO, de los hechos subsecuentes al cumpleaños de Santos.

Sólo puedo empezar diciendo que el progreso de la gente me estimula un montón. Eso de mudarse de Comas a Jesús María es un paso agigantado hacia la solidificación de la vida social (pues ni cagando te irían a visitar si vivieses tan lejos, más aún si haces una fiesta). Y el depa muy bonito, todo bien puestecito, inmaculado y hasta con su toque chic. Lo malo es que ni por asomo se dieron el trabajo de sacar a relucir el buen gusto. Me refiero al buen gusto musical.

Llegué pasadas las nueve de la noche, sobretodo porque Billy me había advertido que sólo se quedaría hasta las 10, dadas sus múltiples ocupaciones para esa noche (se le cruzaba con el cumpleaños de Camila). No tenía muchas ganas de ir, pero se lo había prometido. Además, la noche anterior habíamos concluído una conversación bastante mala, y con lágrimas de por medio.

No obstante, al llegar, Santos me recibió con una dosis estruendosa de reggaeton de la peor clase. El lugar estaba desierto. En el balcón sólo habían tres personas. Billy, Alejandro y Lain. Me sorprendí al ver que Billy se aproximó a saludarme, extendiendo su brazo de antemano, pero la emoción se esfumó al notar el tono seco de su voz, y peor aún cuando en vez de quedarse conversando conmigo, siguió de largo para fisgonear por las inmediaciones del equipo de música.

El hecho que hayamos decidido ser amigos no fue excusa para sentirme un poco excluído, al menos por él. Llegaron más bloggers: la tía C, el famoso DJ Traca, Wondermeli y Germán. Germán, la tía C y yo establecimos un pequeño círculo de conversación cinéfila, mientras Billy monopolizó su plática con Wondermeli, dándome la espalda totalmente. ¿Esa era la amistad que me había prometido?

Hacia las diez de la noche el panorama no cambió. Billy siguió conversando con Wondermeli y sólo se unió a nuestro grupo cuando le llegó la hora de despedirse. Creí propio retenerlo un poco cuando se despidió de mí.

Yo: ¿Estás molesto conmigo?
Él: (Sonriendo) No, ¿por qué?
Yo: Porque pensé que me estabas excluyendo.
Él: (Sonriendo) No, para nada.

Su sonrisa fue muy sincera. La misma sonrisa que sigue provocando fuegos artificiales en mi interior, como dice la canción de Pretenders. Sin embargo, fue allí mismo donde aproveché para darle lo único que me quedaba de él: un mix CD que le grabé dos días antes de terminar nuestra relación, el cual nunca llegué a entregarle, y que tontamente decoré con símbolos de amor, corazoncitos, y demás boludeces techno-chochis.

Él: ¿No podrías quedártelo tú?
Yo: No, lo hice para tí. Es tuyo.
Él: Okay. Cuidate, bye.
Yo: Chau.

Y se fue y me sentí un poco mejor al haberme deshecho del único eslabón que me ataba a él. En el interín llegaron más bloggers, como Andrés Kishimoto y su novia pokemona, Ricardo Gálvez y su esposa sonriente, y Ser Humano con su Vodkita al jugo, muy linda y regia ella. La verdad me hubiese encantado quedarme, pero los antidepresivos que estoy tomando me causan somnolencia sobreanticipada, de modo que había llegado la hora de decir adiós, en medio de perreos, salsas pasadas de moda, batucadas, pirañitas, chicos impresentables, más chicas pokemonas, chicas con gato y sin gato, y mucho mucho humo. Para la próxima será, Santos. Y Felíz Cumpleaños de nuevo.

Posteado por Cyan a las 11:09 a. m.
 
 

Horny
martes, enero 03, 2006

Estoy excitado. Lo único que recuerdo del sexo, a casi tres semanas de abstinencia, es que el día lunes tuve un sueño erótico. Con mi novio. Bueno con mi ex novio. Me resulta muy doloroso llamarlo así, "ex novio". Quizás en parte porque me rehúse a entender que ya no es mi novio. Bueno, entonces lo llamaré por el apodo con el cual nunca se sintió identificado, y hasta detestaba: Billy. Así está bien.

El mismo Billy me hizo entrever por MSN y por algunos blogs y flogs que lo horny también se extendía a él. Pensé que tal vez podríamos tener sexo sin ataduras, y se lo consulté.

Yo: Acabo de leer por ahí que estás horny.
Él: Oh come on.
Yo: ¿Es cierto?
Él: La verdad sí, pero tampoco lo voy a hacer con cualquiera.
Yo: ¿Y conmigo?
Él: No, porque así te harías más daño.

Demonios. Tenía la esperanza de tener una sesión salvaje, como las de antes. A veces creo que estoy perdiendo la consciencia, la lucidez, el equilibrio, el orgullo. ¿Dónde esta mi orgullo? No soportaría imaginármelo en la cama con otro. Que otro explore los caminos, los senderos que yo descubrí, que yo desperté. Que Billy pueda gemir de placer gracias a las caricias de otro. Creo que en verdad estoy volviéndome loco. Aleluya por las pastillas.

Posteado por Cyan a las 11:06 p. m.
 
 

Fantasma
lunes, enero 02, 2006

Tuve un sueño erótico con Billy. El mejor sexo de mi vida lo he tenido con él, y eso viniendo de una perra en celo como yo, es decir mucho. Lo que pasa es que fue sexo con amor. En los momentos del clímax, me excitaba más ver sus ojos llenos de amor, muriéndose de amor, diciéndome mi amor, antes de eyacular aparatosamente el uno sobre el otro. Me gustaba masturbarme observando su cuerpo boca abajo, acariciando su piel infinitamente suave, su trasero prominente, su espalda arrolladora. Aún hoy en día, cuando me despierto, veo su cuerpo desnudo junto al mío. Siento su piel, su olor, su calor. Ayer estaba bañádome y escuché que me llamaba. Me asusté. Salí al cuarto y lo vi sentado con su típico polo a rayas, en mi cama. Poco después se desvaneció. No sé si el amor también nos hace ver alucinaciones.

Sin embargo, esta visión podría repetirse, y cuando eso pase veré a Billy en todos los rincones de mi casa, como un fantasma. Tengo miedo. ¿Me estaré volviendo loco?

Posteado por Cyan a las 6:53 a. m.
 
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