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La depression I
lunes, enero 03, 2005 |
Estos últimos días, sucedieron dos cosas que convirtieron el recibimiento del Año Nuevo en uno de los peores de mi vida, antológicamente, como si el gran peso emocional que llevo sobre los hombros no hubiese sido ya bastante de sobrellevar, pues como solía decir mi abuela, "cada quien carga con su cruz". Vale decir que mi cruz no es como las demás: es una cruz de hierro, que pesa toneladas y está empapada de sangre. Aparte del indescriptible peso, el derrame hemoglobínico ocasiona que se me resbale constantemente y me cause más heridas en el cuerpo. Conclusión acelerada: mi sangre se convina con la sangre de la cruz.
Esta visión de mi universo personal se asemeja a cualquier video de Marilyn Manson, por lo cual prefiero no entrar en detalles (para variar, siempre me voy por las ramas). Desde que hice mi primer debut en la sociedad limeña, recuerdo haberme quejado de la monotonía de mis días, de la falta de emoción, de haber elaborado un sistema de acciones al cual me apego para no salirme de la raya, cuando yo ya estoy salidísimo al haber elegido una conducta homosexual reprimida. Por consiguiente, el año nuevo, desde hace unos 5 años, era la misma cosa: recibirla en grande en el AELU o en el AOP (Asociación Okinawense del Perú), y por supuesto, rodeado de mi infaltable círculo straight de amistades nikkeis.
Este año había una gran posibilidad de cambio: Ana Conda organizó con el grupo de amigos de nuestra universidad (todos igualmente straights) una fiesta de año nuevo en la casa de playa de uno de ellos. Yo le dije que cambiaría mi acostumbrada fiesta nikkei con una condición: que Toshiro fuese con nosotros. Con todo lo difícil que el contacto con Toshiro implica para mí, a causa de mi extrema timidez, pude reunir el suficiente valor como para invitarlo, recordándole que todos nuestros amigos comunes estarían allí. Y dicho y hecho, como Ana Conda pronosticó, Toshiro aceptó encantado, y el plan era reunirnos el viernes en la tarde para partir en bus hacia la playa. Al menos eso es lo que pensaba.
El viernes por la mañana me encontraba yo empacando mi equipaje playero: unas bermudas Diesel que una amiga me envió de Canadá, unos lentes de sol más grandes que mi cara, mi toalla a rayas kitsch, mi loción Coppertone... Para completar el feeling, puse en el mini un disco de Pizzicato Five y su "Nonstop to Tokyo" para alegrar las ansias veraniegas con su consabida dosis de divertido bossanova. Después de almuerzo, intenté relajarme con otro disco de The Strokes, y pensé en Toshiro y sus movimientos epilépticos. Entré al MSN, y felizmente lo encontré. No se me ocurrió preguntarle acerca del plan que teníamos para más tarde, sino que, para barajarla, conversamos de música, y se emocionó un poquito, contándome con lujo de detalles su melomanía. En esas estábamos, cuando...
Cyan: No sabía que te gustara Scissor Sisters.
Toshiro: Me fascina.
Cyan: Porque es un grupo descaradamente gay... que chévere que te guste.
Toshiro: Y deben ser tus ídolos, o de repente el cantante te arrecha.
Cyan: Jaaaaaa...
Toshiro: Oe, ¿sabes qué?... es bacán conversar contigo, porque te puedo joder y no me alucino que me afanas.
Cyan: ...
La madre que lo parió. Otro para mi interminable lista de amores no correspondidos.
Toshiro: O sea, que no dices "ahhh manya, está hablando su cabreada, entonces esta cayendo".
Cyan: Ah, jaja. Sí pues.
Toshiro: Pero pucha, es jodido cuando viene un pata gay y te afana, te intenta convertir.
Cyan: Claro, me imagino.
Toshiro: Sí, porque piensan: "an manya, se me acercó, entonces lo puedo convertir", y pienso que para un gay debe ser jodidazo que nadie quiera ser su pata.
Cyan: Te entiendo. A mí una vez me pasó.
Toshiro: Pero pucha igual me llega al pincho, cuando te tratan de transformar, es casi como un Testigo de Jehová.
Cyan: Bueno. hay gente desesperada.
Mierda, mierda, mierda. Cualquier intento de "trabajar" a Toshiro había sido desterrado de la faz de la tierra por sus intensas declaraciones. No obstante, lo que más me aterró fue la seguridad con la que me transmitió lo que pensaba. ¿Es que acaso sospechó que me gustaba y que yo, por consiguiente, había decidido hacer aflorar, poco a poco, su lado gay? Quizás lo intuyó, pero no estoy completamente seguro. O tal vez es cierto que tan sólo me ve como un el elemnto gay entre su variopinta colección de amigos raros. De manera que fuck off, cambio de planes. No quería pasar otro año nuevo con alguien que nunca sería mío. A la mierda todo. Luego de llorar un par de horas, me eché colirio en los ojos, me puse una camisa Springfield y me dirigí al AOP para recibir un nuevo año nuevo nikkei.
Estoy destinado al fracaso, qué duda cabe. Y para rematar, en el AOP me estaba esperando un antiguo tormento: Akio.
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