Size DOES matters
jueves, enero 06, 2005

Siguiendo con el tema del aparato reproductor masculino que dejé inconcluso el año pasado, anoche, en el chat de Gay.com, creí que al fin iba a tocarme algo de suerte para celebrar la venida del Año Nuevo, hasta que el susodicho soltó la pregunta del milenio.

GuapoGymArrech: ¿Cómo la tienes?
Cyan: Como todos los hombres.
GuapoGymArrech: No pues, o sea, ¿cuánto te mide?
Cyan: ¿El tamaño importa?
GuapoGymArrech: Jejejejejeje...
Cyan: No soy un fenómeno de feria, si es lo que buscas.
GuapoGymArrech: No, pero quiero saber.

Puede resultar inverosímil, pero nunca me habían hecho esa pregunta, y decidí responderla, muy suelto de huesos, para evitar futuros mal entendidos.

Cyan: Emmm... no es muy grande, eh...
GuapoGymArrech: ¿Cuánto?
Cyan: 15 cms.
GuapoGymArrech: No pasa nada, choche. Bye.
GuapoGymArrech seems to be offline.

¿Qué le ocurre a la gente, mejor dicho, a los hombres? ¿Están acaso dispuestos a tolerar el dolor infrahumano de tener un enorme, grueso y larguísimo pene entre sus nalgas? Recuerdo que la última (y única vez) que me penetraron, sentí que me habían metido un cuchillo filudo en el orto, y me puse a llorar en vez de jadear de placer. El pene del autor de tamaña experiencia no podía considerarse grande, era más bien un tamaño promedio, e inclusive se untó previamente medio pomo de lubricante. Días después, al no poder satisfacer al susodicho, se lo pasé a mi mejor amigo, Funky. Y días después, Funky vino a mí, ofuscadísimo, ofendidísimo, trayendo el cuento de que aquél hombre tenía la pinga de un enano. Estuve a punto de morirme cuando Funky, también ese mismo día, me confesó que no suele usar lubricante. ¿Será, quizás, que unos soportan el dolor mejor que otros? ¿Por qué yo gozo cuando me introduzco un vibrador, pero grito cuando me incertan the real thing? ¿Seré asexual? ¿Estoy condenado a ser gay y no disfrutar plenamente del sexo? ¿Mi pene también es pequeño?

Existen ya muchas razones por las que me atrevo a pensar que el sexo anal no se hizo para mí. Otra desgracia más para la colección de malos ratos que guardo bajo el colchón.

Posteado por Cyan a las 12:11 p. m.
 
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