Y yo con estos pelos
domingo, octubre 09, 2005

Es extraño cómo mi estado de ánimo puede depender tanto de mi pelo. Es extraño cómo al levantarme por las mañanas, después de tomar una ducha, mi mal o buen humor estén regidos por la docilidad de mi cabello luego de aplicarle todos los productos capilares habidos y por haber para controlar su rebeldía. Porque tener un pelo bonito cuesta. Sobretodo cuando suele esponjarse gracias a la excesiva humedad de Lima. Si viviera en el trópico, mi cabello no tendría nada que envidiarle al de Ashton Kutcher. Lamentablemente, esta ciudad hace que luzca carente de vida. Ni qué decir de las ceras especiales que uso para evitar tener un african look.

También resulta patético escribir sobre mi cabello si lo apreciamos desde una perspectiva chauvinista. Después de todo, este es un espacio destinado a servir como válvula de escape a mis frustraciones, pero también a lo que considero importante. Y a falta de un físico perfecto, un rostro lozano o una cintura de avispa, lo que mejor me viene es mi pelo.

No obstante, mucho más kistch es hablarle de tu pelo a todos los que te abren ventana en el MSN. Una vez me dijeron que el cabello es lo más importante para la gente gay. Y es también una de las claves para descubrir la pluma de los que aún no se animan a aflorar sus instintos.

Lo que sí es de Ripley es acabar hablando sobre tintes de pelo con un hombre straight. Al menos eso es lo que yo creía cuando C me abrió una ventana en el MSN para preguntarme el orígen de tanta felicidad. Acababa de aplicarme el tinte color negro azulado que tan bien se aprecia bajo los fluorescentes de las habitaciones y le descargué mi alboroto.

- Lo que pasa es que acabo de aplicarme un tinte que finalizó mis días difíciles.
- ¿Estás con la regla?
- No, días difíciles les llamo a las épocas en que mi pelo se pone imposible.
- ¿Y de qué color te teñiste?
- Del que siempre me tiño, negro azulado.
- ¿Y?
- Que no sé por qué las puntas de mi pelo han rejuvenecido, y las orquillas brillan por su ausencia. Cuando me doy la vuelta mismo Verónica Castro en el opening de "Los ricos también lloran", me parezco a Christie Turlington en un comercial de L'Oreal.
- Ah, es que eso pasa cuando usas un tinte que usa poco amoníaco. El amoníaco suele resecar y quebrantar las puntas.
- ¿?
- ¿Qué pasa?
- ¿Un straight dándome consejos de peluquería?
- ¿Qué tiene?
- ¿Eres metrosexual o qué?
- No, pero en mi juventud solía teñirme el pelo de morado.
- Mon dieu...

¿La gente progre tiñéndose el pelo? Me muero.

Posteado por Cyan a las 10:40 p. m.
 
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