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Dios los cría y ellos se juntan
lunes, marzo 21, 2005 |
¿Reuniones de bloggers? Las de antes... Eso pensaba para mis adentros en el momento en que puse los pies en el lúgubre local del Pasaje Tello, en Miraflores, donde se suponía que se llevaría a cabo la "premiación" a los mejores posts del concurso de verano. Aquella memorable calle había sido en su época punto de encuentro de la gentinta nice, pues hacia las postrimerías del 2002 se regentaba allí el local de The Clash, un pub gay que terminó convirtiéndose en open-minded (¿o fue al revés?) y cuyo dueño, un maduro oso norteamericano de breve nombre, fue uno de mis calentados para la posteridad (the best sex of my life, perhaps?).
Obviamente que de The Clash no quedaba ni rastro. Sus coloridos pasillos repletos de tonalidades kitsch y sus muebles decorados con pieles atigradas fueron reemplazados por una vulgar coleccción de portadas de "El Gráfico" y hacían parecer, al otrora célebre local, a uno de esos cuchitriles del Jirón Quilca (donde suele asistir el otrora célebre Brigitte Bardot). Pero eso no era lo peor. ¿Cómo? No señor, lo peor era que, aún dándome la maña de darme unas vueltas para no llegar puntual, media hora más tarde de la hora pactada, sólo habían tres gatos cabizbajos delante de la puerta de ingreso. ¿Y el comité organizador? ¿Y los directivos? Ni sus rastros. Ay, la hora peruana... Para narrar mejor los hechos, pues tampoco llegué solo sino más bien acompañado, conviene ir por partes, como diría Jack The Ripper.
Ya me lo veía venir. Por lo tanto, para no tener que llegar igualmente cabizbajo, invité a Funky, mi mejor amigo, mi Dr. Frankestein y mentor del mundo gay, y encima el hijoputa es más straight-looking que yo, válgame Dios. La presencia de Funky tampoco era casualidad: él también está por seguir mis pasos (se revierten los papeles) y dentro de poco lanzará su blog bajo el alias de Pepu, de modo que él solito fue el de la idea de asistir a la dizque reunión para, según él, ver cómo era la cosa. Por más que le decía no, no Funky de mi corazón, no hay cueros para ver ni gozar, me insitió tanto que no tuve corazón para negarme a traerlo.
Previa marcada de terreno, o sea, luego de darnos un par de vueltas por los alrededores y serciorarnos que no había algún extranjero lindo para degustar, nos acercamos al local y nos encontramos a unos bloggers que lucían igualmente extrañados. Eran Juan Arellano, Hugo (regio él) y Sludgeman (más regio aún, y con su polo de vintage nerd la chuntó). Al término de las presentaciones del caso y un breve intercambio de palabras, todos nos metimos las manos a los bolsillos sin saber qué hacer. ¿Entramos? Sí, era lo mejor, e ingresamos a aquél lugar que odié ni bien puse un pie en sus viejas mayólicas, pues ese sitio reunía las dos cosas que más odio en la vida: el fútbol y el criollismo. Ew.
Nos sentamos, trajeron chelas, Funky bostezaba de sueño y yo me moría de vergüenza de haberlo traído, por haberle prometido una diversión asegurada porque sí, hijita, no hay cueros pero todos son buena gente, son un mate de risa, anímate, te aseguro que no te arrepentirás. Y el que ya se estaba arrepintiendo era yo. ¿Dónde michi estaba el resto? Cuando ya los ánimos apremiaban una retirada, hicieron su entrada triunfal Leuzor y su peor-es-nada (¿era?) acompañado de Karen (regia como siempre) y el infaltable (y niñero) Slayer.
Y allí mismo se armó, porque jarras fueron y vinieron, se realizó la dichosa premiación en la que quedé en tercer puesto (mis lectores hispanos en Manhattan no opinan lo mismo, Leuzor, eh, tengo pruebas) aunque a decir verdad no me pareció chic que los largamente publicitados premios hayan sido unos polos-sábanas recontra extra large elaborados en algodón Gamarra, estampados con el logo de BlogsPeru y que de seguro muchos utilizarán para regalar a algún amigo indeseado (no obstante, el algodón también sirve para trapear las losetas). Funky despertó de su letargo y se inició la disputa con un oye, ¿no que no habían cueros, mentirosaza?, no pues no habían, ¿yo qué iba a saber?, bueno ése de ahí es mío, ¡no, es mío, yo lo ví primero y además yo ya lo conocía, ja!
Cuando le conté a Funky que los únicos sexualmente dudosos éramos él y yo, decidió retirarse bajo la excusa de tengo otro compromiso y se quitó cual rayo (en verdad sí tenía otro plan por ahí). A su partida, llegaron Ser Humano y Vodkita, la nueva parejita (yo fui el cupido, no te me hagas la pánfila) y Daniel, a quien tenía muchas, demasiadas ganas de conocer. Creo que, después de todo, el conocerlo fue, definitivamente, lo mejor de la noche, pese a sus insistentes preguntas de oye, ¿y ése chico quién es, ah?, ¿por? es que está buenazo pues, ay me lleva el chanfle, ¡a ése yo lo vi primero!
También llegó, tarde como siempre, la versión limeña (dizque) de Bridget Jones, o sea la famosa Gi, gracias a Dios sin sus amigas "las peperas" (también conocidas como las Pandora del Cono Norte), que en su momento hicieron las delicias de los bloggers mañozasos. Daniel se excusó para ir al baño y el vivazo de Leuzor me preguntó, oye ¿y según tu radar, qué opinas, será de tu equipo?, a lo cual le respondí que por supuesto, que era gay, faltaba más, ¿acaso no te diste cuenta, oye? Ya vez hijito, por andar por ahí poniendo mil y un pretextos para que las chicas te suelten sus números de celular... As if!
Culminó la velada nada especial, y quien la hizo especial, o sea Daniel, me propuso salir a dar una vuelta y así lo hice, tras despedirme de todos y sonreír al pensar que sí, había de todo como en botica, al menos vamos mejorando, ¿no? De manera que metí mi polo (mal) ganado en el morral y salimos caminando hacia la Av. Larco. La noche aún era vírgen. ¿Qué fue lo que pasó después? Pues le dejo la posta a él. Hasta la próxima, bloggers. |
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