Soy un mito
viernes, mayo 20, 2005

Antes de sentarme frente a la computadora a someterme al martirio diario de ser diseñador gráfico y redactor periodístico, actividades que distan mucho de mi verdadera vocación cineorgásmica, decidí echarle un vistazo al periódico del domingo que dejé de lado en su momento gracias al prolongado sueño que se extendió de boleto hasta el lunes. Los que piensan que servidor acude primero a leer los avisos clasificados de sexo ofrecido y por ofrecer, están muy equivocados. Seré superficial, pero no tanto. Como la política y los deportes me amuerman, me quedé como siempre con las secciones culturales y de farándula. Finalmente, para culturizarme, me llevé también El Dominical al baño.

Tras la curiosa sensación que produce escuchar los trozos de alimentos digeridos al chapalear sobre el agua empozada del excusado, me percaté con sorpresa que El Dominical incluyó un informe sobre el (ahora) trillado tema de las bitácoras. Más grande fue el asombro al descubrir que la periodista incluía como apartado menciones especiales de los componentes más destacados de la blogósfera peruana.

¡Bravazo, Sofi! ¿A ver?

En vano busqué mi nombre. ¿Reporteros? Los de antes. ¡Esta chica está loca! ¿Dejar de incluírme a MI, al último eslabón de posts cosmopolitas, otrora degluciones del más puro e intrínseco sentido del humor y la amargura biliar, que inclusive llegan a provocar reacciones cargadas de éxtasis entre la fanaticada ansiosa? Ah, no, ¡eso sí que no!

Tampoco terminé de cagar. Con los pantalones abajo, busqué mi agenda y marqué los números de colegas, antiguos compañeros de las aulas universitarias, que siempre me echarán en cara el hecho de trabajar para el periódico más importante del Perú.

Yo: ¿Aló, Paco?
Paco: Habla, loco, ya sabía que ibas a llamar...
Yo: (Indignado) ¿Por qué la Beba Newmann? ¿Por qué ÉSA y no YO?
Paco: Tranquilo, Oscar Wilde de Salamanca.
Yo: Salamanca tu abuela.
Paco: No podemos revelar las fuentes de...
Yo: Seguro es porque ella está de número uno, ¿no?
Paco: Te repito que nos podemos...
Yo: Si yo quisiera quedarme de número uno, hubiese re-inaugurado mi blog con otro título, tipo Las fantasías calientitas y ricotonas de un mariquita de culo ancho.
Paco: ¿Y acaso no es cierto?
Yo: No. Yo no necesito de nombrecitos como "Las noches pegajosas..." para captar rating. El sexo vende, sobretodo cuando la blogósfera está llena de heterosexuales mañosones. PERO, mi blog se vende solito.
Paco: ¿Te picaste?
Yo: Sí, carajo, me piqué, pero más pueden mis ansias de figuración. Mi blog es leidísimo hasta en los más lejanos recovecos de Kuala Lumpur. Sino, que lo diga Ale.
Paco: Entonces anda quéjate por allá.
Yo: Te pasas. Me arrepiento de haber dejado que te copiaras de mis exámenes de Semiótica.
Paco: Ya. Mira, choche, si quieres vente acá a la redacción y hablamos...
Paco: ¡De ninguna manera! Los "grandes" medios siempre me ignorarán. Ya me lo veía venir. Si BlogsPeru me dio la espalda, también lo iba a hacer El Comercio. Los mitos se construyen en la vanguardia del suceso.

Exasperado, le colgué de sopetón. No me apetecía aparecerme en la redacción, porque ir hasta el Centro de Lima a esa hora era exponerme a las inclemencias de los carteristas. Tan sólo me quedó la satisfacción de escribir y autosatisfacerme, masturbarme con mi talento y mi personalidad arrolladora, que eso ya lo he dicho cuchumil veces. Por si fuera poco, está de moda ser indie y permanecer al márgen de intelectualoides que desayunan todos los días su sopa de letras con kiwicha. Las páginas del periodismo nacional reclaman mi presencia, pero no, no daré mi brazo a torcer. Que las rellenen otros.

Posteado por Cyan a las 1:19 p. m.
 
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