La Guerra de los Cosméticos
viernes, agosto 12, 2005

Anoche no pude dormir: la Roth me hizo ver la luz. Al menos, hasta que no tenga un catálogo fijo de trabajos audiovisuales, en la vida estaría dispuesta a trabajar conmigo. Qué envidia me da Almodóvar, que además de mente cabreada, tuvo el privilegio de surgir en la época justa. Qué suerte tienen algunas. Las que no, como servidora, se contentan con mamar la buena fortuna de ajenos que asaltan a propios y extraños con sus óperas primas en los festivales indies de Barranco. Yo nunca pude participar porque como todos bien saben, no he podido editar aún mi propio engendro, "La Guerra de los Cosméticos". Me gustaría ver las caras de los asistentes cuando se den cuenta de que están por presenciar un material revolucionario para el medio peruano.

"La Guerra de los Cosméticos" surgió un día cualquiera, porque le robé la idea a un título de John Waters, "Eat your make-up", mientras leía su divertida autobiografía en edición de bolsillo, que un ex agarre españolito encontró perdido y olvidado en un mercadillo de El Rastro. En ese momento también veía por televisión un documental sobre Cristina Onassis, la pobre, y se me ocurrió combinar las dos cosas. De este modo, escribí en una tarde de mucho Hawaiian Punch y hartos analgésicos, el primer esbozo del guión que por entonces se llamaba "Corre corre que te como". Luego de que algunos de mis amigos metieran mano, como Funky ("la idea es genial, pero muy asquerosa") o Addy Possa ("tu guión está muy light, métele más cochinadita"), acabé, luego de cinco borradores más, la versión definitiva.

El corto cuenta la historia de una chica que se llama Dolores y que es una rica heredera. Como toda rica heredera no le falta un novio, el guapo Inocencio. Pero Inocencio le pone los cuernos, Dolores se encierra en su casa y se vuelve loca. Después de asesinar a la servidumbre y a sus padres, y al no tener nada qué comer, empieza a comerse su maquillaje, que encuentra guardado por toneladas en el sótano, junto a las ratas, porque su madre había sido consultora de Avon y de joven fue la mejor esteticiénne de Lima. Los químicos del maquillaje y el contacto habitual con las ratas, que se hicieron muy amigas suyas, provocan que Dolores sufra una mutación y se tranforma en un híbrido entre mujer rata y cruel asesina, como El Pingüino de "Batman Returns".

Inocencio descubre la mansión a merced del deterioro, y decide recuperarla para establecerse en ella, sin percatarse del monstruo que habita en el sótano. Lo que sigue a continuación es una guerra sin cuartel entre los antiguos amantes, que termina con la mutua aceptación y la posterior convivencia de ambos, bajo la premisa de que Inocencio continúe alimentando a Dolores con maquillaje, para lo cual solicita a domicilio demostraciones de las más importantes marcas de cosméticos, generalmente comandadas por bellas dependientas que Inocencio seduce antes de matarlas y quitarles el maquillaje, dejando el final abierto para una segunda parte.

"La Guerra de los Cosméticos" no ganará el Festival de Cannes, pero sí el de Sitges, y hubiese podido estar mejor de no ser porque Addy Possa, que se entusiasmó con la idea de ser la protagonista y de enseñar el coño en una escena clave, arrugó por motivos extracinematográficos, granjéandose mi odio encarnizado, por lo cual tuve que reclutar una actricita de la Escuela de Arte Dramático, que aparte de demostrarme su nulidad como intérprete, se rehusó a desnudarse y a ingerir las ratas de plástico que el equipo de efectos especiales (léase Ana Conda y Kary Smáthica) se amaneció modelando a base de marshmellows, masa de caramelo y peluche gris.

Es cierto que el producto final dista de parecer un cortometraje serio, como también es visible la carencia de medios (el sémen que eyacula Inocencio es excesivamente blanco porque en realidad lo tomamos de un frasco de champú Sedal Ceramidas, y la sangre de los asesinatos era demasiado roja), pero la guarrada fue filmada y pre-producida con mucho bobo. Espero que pronto pueda editarla para poder mostrarla online.

* Las personas interesadas en ser parte del elenco de la segunda parte de "La Guerra de los Cosméticos", o cualquier otro futuro proyecto mío, tengan la amabilidad de comunicarse conmigo. Pagamos con mucha chela y fiestas indies. Sólo hace falta tener amplitud de criterio y cero inhibiciones. Todo sea por amor al arte.

Posteado por Cyan a las 2:41 p. m.
 
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