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Gastritis emotiva
martes, julio 26, 2005 |
[Agradecimiento especial a Ana Conda por haber acertado con el nombre exacto de este mal]
Acabo de descubrir que la enfermedad del amor (porque es una enfermedad, no me lo van a negar), presenta en todas sus facetas una equiparable cantidad de malestares, para bien o para mal, dentro de la gama indisoluble de su cognotación anímica. Cuando suelo estar enamorado, que yo sepa, pierdo el apetito. A otros les ocurre lo contrario: empiezan a tragar como descosidos. Pero yo no. Dentro del cojunto de actividades que se pueden calificar de "normales", el amor no correspondido se identifica fácilmente con la ansiedad del platonismo ególatra, ergo, una obsesión que se extiende hasta los remotos senderos de la desdicha.
Si hablamos de desdicha, se compara con la infinita sensación de una pérdida total de tiempo. Al menos eso era lo que pensaba al abrir la refrigeradora y confundir los alimentos conmangares infernales producto de mixturas malolientes del subsuelo y la carroña. Ahora, me sorprende descubrir que lo que conocía del amor, es decir, en el rango de lo platónico, se aleja del amplio significado de dicha palabreja, desde una perspectiva más psicológica que sintáctica. Resulta que si estoy enamorado, digamos, en clave "obsesiva" y platónica, pierdo el apetito. Hoy en día, que estoy enamorado lo que se dice ENAMORADO, extendiéndose la palabra hasta la más minúsculo de mis poros y de mis inmateriales deseos, he perdido el apetito nuevamente.
Se supone que no iba a pasar, o no DEBERÍA pasar, pero es así. No tengo hambre. Acostumbraba almorzar a la una de la tarde con una cronometría digna de reloj alemán, y sin embargo el momento de acopio pasa desapercibido, o es camuflado por la indiferencia de mi estómago. ¿Dónde ESTÁ, que no lo SIENTO? Temo haber perdido la sensibilidad gástrica. La tripa no me suena. Tengo MIEDO. Dan las ocho de la noche y permanezco en el limbo de los pensamientos absorbidos por mi amado. ¿Dónde está? ¿Por qué no me timbra? ¿Por qué no me mensajea? ¿A qué hora se conecta?
¿Por qué me siento realizado sólo cuando estoy cerca de su diminuta anatomía? ¿Por qué no tengo HAMBRE? No termino de entenderlo, tampoco creo que alguien me pueda dar una respuesta verídica o amparada por recursos científicos. Soy FELÍZ, y ello implicaría tener hambre y comer bien. Pero NO. La comida me da ASCO. Tal vez mi hormonas femeninas estén tan desarrolladas que al rendirme ante el muermo del amor, me convenso a mí mismo de que estoy embarazado, como aquellas heroínas televisivas matutinas o las solteronas desgraciadas. Estoy embarazado, puede ser, pero de amor infinito, y dentro de unos meses daré a luz más amor del que tengo ahora. Por lo pronto no me APETECE comer, y seguiré sin probar BOCADO hasta desenamorarme, lo cual significaría la muerte. De todas formas voy a morirme algún día, así que por lo PRONTO, me dejaré de anacrónicas diatribas y voy a alegrarme porque al MENOS bajaré de peso. Qué alegría. |
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