Cambio de look
domingo, octubre 16, 2005

Me atreví a cortar mi larga melena, haciendo justicia a las leyes de la naturaleza insípida, pues de un tiempo a esta parte TODOS se confabularon a hablar mal de mi cabello, como si fuesen expertos en cosmetología. Si tus compañeros en la clase de francés opinan que a tu pelo le falta vida, es porque verdaderamente algo anda mal. Si tus amigos más cercanos comentan que tu pelo está atroz, entonces la situación debe estar tirando para patética. Pero si hasta tu novio tiene el descaro de decir que te hace falta un reacondicionamiento urgente, entonces la cosa debe estar tirando para patética.

El efecto del tinte fue sólo flor de un día. A la siguiente lavada, mi pelo volvió a adquirir su tosquedad lacónica. Uno podía encontrar de todo, desde puntas resecas hasta esponjosidad exagerada. Mi cabello es como un barómetro que funciona a la perfección con las inclemencias del invierno. De ser así, me atrevería a asegurar que éste último invierno ha sido el más frío y húmedo en muchos años. Y después de todo, la única víctima de esta ola de grados bajo cero (as if) es mi pelo. La cadena de tiendas Ripley, en vez de promover campañas para llevar frazadas a los pueblos más necesitados, debería aunar esfuerzos para tentar una iniciativa tipo "Salvemos al pelo de Cyan" o algo por el estilo. La finalidad sería, claro está, esperar generosos donativos de las casas más importantes, como L'Oreal, Bed Head, Paul Mitchell o Sebastian.

Opiniones recogidas por los especialistas en temas cercanos a mi propia vida:

"¿Tu pelo está quemado o qué?" - Chica del Villa María que estudia francés conmigo.
"¿Ah, qué, no es una peluca mal lavada?" - Funky, mejor amigo.
"Este pelo está muy recalcitrante y visceral" - Ana Conda, opiniones desde el borde.
"Rápatelo" - Anne Horexia, sinceridad al límite.

Por eso decidí finalmente tomar riendas en el asunto. Ir a un salón de los que iba antes era una locura, considerando el vaivén de mi economía. No obstante, Ana Conda me pasó el dato de una peluquería en un lugar recóndito de la Av. Caminos del Inca donde el corte estaba 15 soles. Además una de las peinadoras era caserita suya, y creadora de su look Nicola Sirkis/Brian Molko. Cualquier cosmetóloga que haya entendido la verdadera filosofía recalcitrante de Ana Conda se merecía el premio nóbel. Así, me animé a escogerlo como el lugar perfecto para mi cambio de look.

La chica fue un amor, aunque se reía demasiado. Me enseñó montones de revistas con peinados modernos, y escogí un modelo retro.

Chica: ¿Ya pero... así igualito te corto?
Yo: Si puedes hazlo más indie.
Chica: ¿Más qué?
Yo: Em... no sé. Como que más sesentas.
Chica: Ja. ¿Como Ringo Starr?
Yo: Puede ser.

Claro que existe una diferencia abismal en el peinado 66 de Ringo Starr y en lo que finalmenté quedó de mi melena. No obstante, en un primer momento me gustó el resultado.

Opinión post- cambio de look:

"Se te ve chistoso" - Ana Conda reconfortante como siempre.
"Te han cortado tipo casquito" - Funky diciendo las cosas sin anestesia.

Llegué a mi casa luego de un largo día de tristezas, mal humor y aclaraciones vertiginosas, y me miré al espejo. Por adelante se me veía muy Amélie. Por detrás, se me estremeció el cuerpo al ver que el efecto resultante asemejaba al escalofriante (y vapuleado) peinado honguito del 93. Dios Santo.

Ahora puedo decir que mí pelo está atroz. Felizmente no tardará mucho en crecer.

Posteado por Cyan a las 1:10 p. m.
 
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