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Como una vaca sin cencerro
jueves, octubre 20, 2005 |
Almodóvar fue muy sabio al colocar dicha frase en labios de Chus Lampréave, la madre de Marisa Paredes en la ficción, en la película "La Flor de Mi Secreto", para describir la aflicción del desamor.
Terminarás como una vaca sin cencerro. Perdida por la vida, sin rumbo.
Anoche estuve así, a punto de perder la razón. Me estremecí al comprobar hasta qué punto puede llegar mi alteración. Sentía que me faltaba el aire, como un asmático sin esperanza. Pero lo que más me asustó fue la punción muy cercana al pecho.
Alguien podría haber estado haciéndome vudú. Lamentablemente, las agujas me las clavé yo mismo. Me encontraba al borde del colapso, temblando. Nunca antes había temblado así. Pensé que me iba a dar un ataque de catalepsia, o lo que es peor, un ataque al corazón. Un dolor muy palpable, como una aguja ponzoñosa, me agujereaba el abdómen, a la altura del corazón. ¿Así se muere la gente?
No quise buscar ayuda. Tuve la certeza que no amanecería con vida. Mi abuela se cansaría de aporrear a la puerta y pediría ayuda a los vecinos. Y me encontrarían tirado sin vida en el piso.
Muerte natural le dicen.
Homicidio inconcluso, sin armas. Las únicas armas son las de los sentimientos. De él, y los míos también. |
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