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Extra-large
martes, febrero 08, 2005 |
Inquieto ante la falta de comunicación luego de que le hubiese prometido comprarle el box-set de Selena, Toshiro, movido por la súbita confianza mutua, hizo algo que nunca lo creí capaz de hacer: me abrió una ventana en el MSN. Pero las sorpresas fueron mucho más allá. Aparte de derrochar amabilidad (Toshiro siempre ha sido un payaso pero no llegamos a tener ese nivel de cercanía), luego de lo cual dudé si se trataba del mismo Toshiro, tuve que contarle la verdadera razón por la que me era imposible adquirir la caja de CDs. Le resumí violentamente mi frustración por la manera cómo estaban las cosas entre Rodrigo y yo, y Toshiro soltó el mismo comentario que ya había dictado mi conciencia: "Ya no vale la pena".
Pero la historia no acabó allí. No contento con su nueva faceta de confidente de secundaria, me sorprendió aún más cuando me mandó una invitación para poder ver su webcam, que acepté inmediatamente sin creérmelo del todo. La conexión se realizó y de pronto... voilà. Ahí estaba Toshiro espiándome con expresión de japonés snob detrás de unos lentes de sol celestes bastantes chics. Se veía exactamente como yo desearía verme si no fuera por la depresión que intento sobrellevar, pero tras el conformismo filosófico que depara la amistad que, a fin de cuentas, es lo único que los queda, seguimos con la conversación, y lo curioso es que en ningún momento me preguntó si yo también tenía cam.
Como dato extra, en las conversaciones de Toshiro siempre logra inflirtrarse el tema de Ana Conda. Él siente una enfermiza (e inmadura) atracción por mi amiguísima. Cada que vez que saca a colación a Ana, Toshiro se sobreexcita y monopoliza la conversación. Que Ana para arriba y Ana para abajo. Para colmo de males, Ana pasa completamente de él, así que he ahí el eterno dilema. En esas estábamos cuando Toshiro, bastante más atrevido que yo, inició una querella risible y subida de tono.
Toshiro: Ya pe Cyan, amigo mío, amiguísimo... hazme el bajo con Ana.
Cyan: Ya te dije que Ana pasa de tí, tío...
Toshiro: Ya sé! Dile que la tengo grande, así como le gustan.
Cyan: Ana no se así oye, además, a ella le gustan los niños andróginos bastante menores que tú.
Toshiro: No importa. Dile que soy extra-large.
Cyan: JAAAAAA!
Toshiro: ¿Qué?
Cyan: Jajajajajajaja y mil veces ja!
Era cierto y se lo dije sin tapujos: los japoneses son maniceros. Ahí quedaban las experiencias frustradas de sexo oral con Hiro y las interminables veces que vi los manicitos de mis amigos en las duchas del AELU. Por supuesto que también sabía que esa clase de bromas herían a cualquier hombre en su orgullo, o sea que lo hice medio a propósito. Y obtuve una recompensa más que memorable.
Toshiro: ¿Quieres que te pruebe que no soy manicero?
Cyan: Ver para creer.
Toshiro: Ya, sale y vale.
Cyan: ¿En serio lo harás?
Toshiro: Lo tomaré como que se lo estoy enseñando a una amiga.
Cyan: Me parece perfecto.
No lo podía creer. ¿Chico straight enseñándome su verga? ¿Lo hacía por despecho, por broma, por pura peliculina, por estar simplemente arrecho o porque en realidad vibraba en él la semilla de la bisexualidad?
Cyan: Ya pues hijito, no la hagas LARGA.
Toshiro: Espérate que se me bajó.
Cyan: ¿Cómo?
Toshiro: La tenía al palo... pero se me acaba de bajar.
Cyan: ¿Y ahora?
Toshiro: Pondré una porno que me bajé de E-mule. Ahorita se me para de nuevo.
Cyan: Esperemos que así sea.
Así fue. Al instante me avisó que ya estaba listo. Bajó la cam hasta la altura de su entrepierna, se puso de pie, se desabrochó lentamente el jean y empezó a palpar una notable erección, casi monstruosa, bajo el calzoncillo celeste. La garganta se me secó. ¡Qué espectáculo tan maravilloso! El hijo de puta estaba provocándome un morbo terrible al acariciar su virilidad en pleno. No pasó mucho tiempo para que el calzoncillo, que explotaba, cediera y saliese disparado hacia afuera, vibrante, triunfante, su hermosa pinga, todo un monumento de (estimo) casi más de 20 centímetros.
Aquello era una burla de la naturaleza. ¿Cómo era posible que un oriental fuese el dueño de semejante animal? Para poder dar prueba de la veracidad de los hechos, rápidamente hice un screen-cap y salvé una foto instantánea como recuerdo de la osadía. Toshiro guardó su herramienta y continuó hablando conmigo, pero las cosas no fueron lo mismo. Me quedé pensando en aquél pene, tan perfectamente esculpido, palpitante, apuntando directamente hacia mí. Se me había hecho agua a la boca. ¿Por qué me la enseñó? En el interín, le comenté que me había gustado su pinga y que por favor me enseñase más, cosa que aceptó mostrarme "con el tiempo". ¡Dios, qué tormento! Estuve a punto de comentarle de manera indirecta que me encantaría darle una mamada. ¿Qué quiere este chico de mí? ¿Existirá la posibilidad, por pequeña que sea, de que Toshiro sea bisexual?
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