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La vida sigue siendo injusta
miércoles, febrero 23, 2005 |
Parece ser que siempre me encuentro en el lugar equivocado, a la hora equivocada y en la situación equivocada. ¡Qué duda cabe que el recurso más manoseado a la hora de querer sobreponerse ante una decepción amorosa es, precisamente, una sesión desenfrenada de sexo, en especial si nuestro compañero sexual es mil veces más atractivo que el sujeto que pretendemos sepultar en el cementerio del olvido!
Para muestra, un botón. El día de ayer decidí darme una vuelta por espacios que ya creía olvidados, como los lugares del cyber-ligue. Mi predilecto de todos siempre fue el Gaydar, y al ingresar a mi cuenta luego de un mes de jubileo sentimental, me encuentro con decenas de mensajes atiborrados en mi bandeja de entrada. Por supuesto que no era razón para alegrarse: el 90% de los mensajes que me llegan provienen de individuos que no son en absoluto mi tipo y deciden escribirme pese a las restricciones físicas que claramente describo en los requerimientos de mi perfil.
Sin embargo, cuando me encontraba en pleno proceso de selección, hubo algo que hizo palpitar mi corazón más de la cuenta. El susodicho no tenía foto, pero decía ser argentino y vivir en Buenos Aires. La misiva decía "Me encantó tu perfil, estaré de paso por Cusco a mediados de febrero, y me gustaría mucho conocerte. Éste es mi e-mail, agrégame a tu MSN". Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no patear el mueble de la computadora. La quincena de febrero concluyó la semana pasada, y por estar ocupando mi mente en Rodrigo, dejé escapar un apetitoso manjar bonaerense.
Cuando creía perdidas todas las esperanzas, lo agregué al MSN y voila!, allí estaba conectado el amable desconocido. Pese a que sonaba un poco putón, lo primero que hice al abrile una ventana de charla fue pedirle una foto. Sugirió algo mejor: "tengo webcam, ¿querés verme?". Por supuesto que quería, y tampoco estaba preparado para lo que surgió minutos después en la pantalla del monitor: un regalo de la naturaleza, un efebo, una mezcla de Jesucristo Superstar con estrella de indie rock desgarbado y derrochando toneladas de atractivo sexual por la mirada. Era demasiado.
No había que cantar victoria aún. Mariano (que así se llamaba el argento) era más que lindo, perfecto, y lo más importante: yo le gustaba. Pero existía un pequeño detalle: si bien estaba en Cusco, se regresaba mañana a Buenos Aires por vía terrestre, pues la guita no le alcanzó para venir a darse una vuelta por Lima y conocerme. Ambos nos dimos con la sorpresa que estábamos en la necesidad desesperada de unir nuestros cuerpos en un acto sexual totalmente salvaje, y existían demasiados obstáculos para consumarlo.
Aquél fue uno de los peores momentos de mi vida. ¿Por qué el destino sigue negándome la felicidad? Lo peor de todo era que me encontraba en un momento económicamente difícil, pues de hallarme forrado o me iba a Cusco en un santiamén a hacerle el amor o lo invitaba a Lima con los gastos pagados para que se quedara toda la vida a mi lado. Si el amor significa mantener un novio como él, pues él lo merecía, y mucho. Mariano me dijo: "Sabes, estoy soltero, y es una lástima que estemos lejos porque mataría por un novio como vos".
Nos despedimos con la promesa de seguir escribiéndonos por MSN y de encontrar alguna manera de vernos en un futuro. Es por eso que considero seriamente la posibilidad de ir a Argentina. Quizás mi destino se encuentre allí, aunque no tengo los cojones suficientes como para dejarlo todo e ir tras él. Por ahora sólo me queda consolarme con el screen-cap que hice de su webcam. ¿No es precioso?
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