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Je t'aime
lunes, abril 11, 2005 |
Desde la última vez que lo ví, una idea muy concreta estuvo rondando por mi cabeza. Si se supone que estamos "saliendo", o mejor dicho, si somos "amigos con derecho a roce" (el roce no han pasado de ser miles de ósculos con lengua cada vez que podemos y algunos magreos adolescentes como una lamidita de tetillas), existen probabilidades de un malentendido si no se toman las medidas correspondientes. Ergo, el establecimiento de un "contrato de exclusividad". Si no tenemos una relación formal, Billy puede tranquilamente hacer lo mismo con cualquier otro, aunque dudo que fuese capaz. Vale decir que yo tampoco estoy dispuesto a romperle el corazón (y las ilusiones). Por lo tanto, dicho contrato, en caso de tomarse y aprobarse, excluiría un probable affaire.
¿Por qué? Porque no quiero compartirlo con nadie. Además, el diablo sabe más por viejo que por diablo: dos años atrás, mi relación con Hiro naufragó a causa de una carencia de relación establecida, oleada y sacrametada. ¿Papelito manda? Tampoco se trata de eso, no nos vamos a casar, sencillamente es llegar y decir "hey, no quiero que salgas con nadie más". Y punto. Sanseacabó. Pero, ¿ eso no significa "estar"? ¿Qué es "estar"?
Si somos amigos con derecho a roce, o somos dos chicos solteros saliendo en plan de citas, ¿acaso en Norteamérica no le llaman a eso ser boyfriend & boyfriend? We're dating but... hacemos mucho más que tener citas. ¿Y si de un día para otro, la relación se acaba? ¿Deseo que se acabe? Niet. La respuesta: tengo que "estar" con Billy. Quiero ser su novio, o enamorado, su boyfriend, o como quieran llamarlo (menos "pareja", porque esa palabreja se refiere al argot netamente gay que detesto y hasta me tiene harto, después de todo, soy gay pero no soy de ambiente, eso es vox populi).
Llegué a dicha conclusión anoche. Los domingos suelen ser días de reflexión, pero me pasé todo el fin de semana pensando en qué hacer con Billy. De una cosa estoy seguro: me enamoré de él hace tiempo. Que no quiera reconocerlo es otra cosa. ¿Por qué "el miedo"? No tengo por qué tenerlo. Después de todo, él ya dijo que "me quiere"... y según nuestra última conversación telefónica...:
- Te quiero un montón, Cyan. - Cómo será el día que te enamores de mí. - Mmmm... - ¿Qué sucede? - I think i'm already there.
Era demasiado impersonal decirnos "te amo" por teléfono, porque comprendí que si él me lo decía, entonces yo ya no tenía excusa para seguir callando lo que tenía que decirle, hace tiempo, es más.
De modo que Mr. Cyan Uroh está por tener su primer novio.
Y nada mejor que las frases de la vieja escuela: - ¿Quieres estar conmigo? - ¿Quieres ser mi peor es nada? - ¿Quieres ser mi novio?
Mèrde. Nunca le he hecho esa pregunta a nadie, y no se cómo hacerla. Y se supone que voy a decírselo mañana. Bien dicen que éste blog es una versión gay de las novelas de Televisa, porque lo es (las novelas de O'Globo son mejores, pero mi imaginario ya estaba atosigado de horas y horas de ver a Thalia y a Verónica Castro cortándose las venas). ¿Y si Billy se ríe en mi cara pelada de mi inexperiencia y de mis frases trilladas? En resúmen: no sé que carajo decirle.
¿Alguien tiene alguna sugerencia? |
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