Love, emotion, feelings, devotion
viernes, abril 01, 2005

La línea entre el amor y la admiración (o la emoción) es demasiado frágil, se balancea como una cuerda de malabarista de circo. No se puede llegar a amar de buenas a primeras, para nadie es un secreto. Lo único que recuerdo es haber llegado a casa con el labio inferior inflamado de tantos besos desesperados bajo la complicidad de la luna. Al pasar mi lengua por el mentón, noté rastros de su saliva, y la saborée como un elixir revitalizante, una pócima que me hizo sentir muy bien, realmente bien. ¿Qué estaba pasando? Inclusive hubo momentos en que quería pasarme de la raya. ¡Es un menor de edad, por el amor de Dios! Estamos a 4 meses de su cumpleaños número 18 y sin embargo, allá en el parque, yo me había aferrado a su cuerpecillo tembloroso, ávido de ofrecerme nada que no fuese amor, amor verdadero.

Me sorprendí a mí mismo al recordar que mientras lo besaba me atreví a acariciar su cuello, mientras con la otra mano palpaba su piel extremadamente suave bajo el t-shirt warholiano. Pude sentir sus tetillas, su ombligo, parte de su espalda. Mi erección explosiva me comunicó algo que, en efecto, había comprendido desde el día anterior: lo deseaba sexualmente. Su nerviosismo se fundamentaba en su virginidad, un cuerpo digno a ser explorado y degustado como se debe, guiando paso a paso cada detalle, cada movimiento, en los terrenos de las artes amatorias, como una especie de catálogo del Kama Sutra en versión gay. Por lo tanto, era falso que Billy no despertara mi pasión: es algo mucho más grande. Deseé poder acostarme con él.

Y él tampoco es ajeno a mis necesidades. En cierto momento me confió a manera de secreto que el sexo no era importante para él, pero no dudó en inmutarse cuando fuimos a tomar un café al Dunkin' Donnuts y yo, luego de mancharme la barbilla con la espuma de mi latté, recorrí obcenamente con mi lengua los rastros del líquido lácteo, luego de lo cual Billy tosió al atorarse con su capuccino y lanzarme una mirada de lujuria contenida. Estoy casi seguro que esa mirada ocultaba una erección tal vez más dura que la mía.

Sin embargo, no sólo de sexo vive el hombre. Mientras me cantaba "J'ai demande à la lune", pude percibir fácilmente, por la tristeza de su mirada, que Billy me ocultaba algo. Si puedo deducir tristeza en sus ojos luego de una experiencia tan maravillosa, es obvio que algo no anda bien. Y esa tristeza no es otra cosa, pienso yo, que el miedo a no ser correspondido. Lo cual me lleva a una primera hipótesis: Billy me ama. Y me molesta no amarlo de vuelta. El tiempo sana las heridas, y quizás sea tiempo lo que necesito para llegar a sentir algo más por él. Por lo pronto, estoy seguro de que mi cariño hacia él crece cada día más. Ambos sabemos que sólo estamos saliendo, pero ya estamos haciendo cosas selectivas de enamorados: las llamadas telefónicas de 3 horas de duración. Quien lo diría. No puedo esperar a enamorarme de él. Siento que ya estoy cerca.

Posteado por Cyan a las 3:49 p. m.
 
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