El cuchillo de Kaneshiro
sábado, setiembre 17, 2005

La semana pasada me encontré en una disyuntiva, pues nunca antes me había animado a asistir a una función de prensa, léase un pre-estreno exclusivo para "periodistas", por no decir "críticos descafeinados". La única beneficiaria del sistema había sido Ana Conda. Esta chica es muy voraz: suele aprovechar su disponibilidad matutina de tiempo y devorar cuanta película en función de prensa se le presente, hasta las más banales. En esos casos, suele acompañarla Aero Lito. Yo, el despreciado, no gozaba de los beneficios de escribir en nuestra revista, "Erecciones Generales" porque desde hace aproximadamente un año ocupo mis mañanas abocándome al estudio de la belle langue française.

Sin embargo hace poco, mi perspectiva de la constancia y la dedicación al estudio cambió un poquitín. Estuve conversando con Camila y Daniel sobre la ausencia constante en sus clases universitarias, ergo, son campeones interprovinciales de tirarse la pera. Camila prefiere ir de compras a Plaza San Miguel (aunque dudo que alguien realmente pueda encontrar algo bueno qué comprar en Plaza San Miguel), para después cagarse de risa y exhibir su gracia con mensajes al celular tipo "Me tiré mi clase de Latín, jajaja, yeee". Por su parte, Daniel opta por ir a visitar a su novio que vive en los quintos infiernos, aunque en este caso es comprensible porque, TODO SEA EN ARAS DEL AMOR.

Luego de varias pláticas y sesiones introductorias del tipo "Cómo tirarte tu clase en un dos por tres sin sentir remordimientos", decidí seguir la filosofía de ambos, más que nada porque los últimos ciclos de francés me amuerman. Cuando se termina de estudiar la gramática, las clases se limitan a leer interminables textos de romains de l'epoque y a debatir sobre cuestiones políticas sobre el sistema de gobierno francés, la economía, el euro y demás argucias insustanciales. Creo que en estos casos aprendo más viendo TV5 por cable, leyendo la página de Le Figaro o sacando de la Mediateca películas de Claude Chabrol con mi eterna heroína Isabelle Huppert.

Aprovechando además que este ciclo mi profesora se presta al hueveo, decidí plantearme la consigna de faltar una vez por semana al francés, para poder asistir a las funciones de prensa con Ana Conda. Esta semana tuve que elegir entre dos películas: La Casa de los Cuchillos, de Zhang Yimou, y Dark Water (el remake), de Walter Salles. Obviamente que iba a elegir la de terror, considerando mi fascinación por el género, así fuese un remake. También porque a mi novio no le gustan las de terror, así que quedaba descartada la posibilidad de verla con él. No obstante, cambié de idea luego de leer varios foros en la web sobre el tema, que le daban con palo al remake. Los remakes gringos últimamente han estado algo transtocados, más aún cuando la original de "Dark Water" es una película japonesa magistralmente psicológica y triste. Recuerdo haberla visto sólo una vez, para dar mi exámen final de japonés. La vi en japonés sin subtítulos, o sea que entendí la mitad de lo que hablaban, pero más que ser escalofriante, me conmovió hasta las lágrimas la historia de la niña y su madre atrapadas por el edificio y el contenedor de agua. El resto de la clase gritaba de espanto y moqueaba aferrado a mis kleenex.

Por lo tanto, elegí la esperadísima "La Casa de los Cuchillos". Este filme chino de Zhang Yimou, el mago de la fotografía cromáticamente perfecta, viene a ser una nueva vuelta al filón de las artes marciales con FX. Muy emocionado, llegué puntualísimo a las 10 de la mañana al CCPUC. Esperaba encontrarme a Alberto Servat, para comentarle que alguien estaba utilizando su nombre para escribir un blog nada respestuoso y convencerlo a iniciarle una demanda. Pero nunca apareció, y sólo figuraban críticos venidos a menos, entre ellos un chino advenedizo nada interesante que firma artículos para Correo. Me llamó la atención ver a un viejo crítico de pelo largo, canoso, de gafas, aspaventoso, hablando y gesticulando a más no poder. Me parece que fue invitado especial en algunos programas de "El Placer de los Ojos", aunque después de verlo mejor concluí con una sonrisa cómplice que se trataba de un clon proyectado a futuro de la tía C.

La película empezó a las once, y Ana Conda llegó tarde para variar, cuando estaban cerrando las puertas de ingreso a la sala. No sabía nada sobre la película, sólo que, siguiendo la imprescindible filmografía del director, venía luego de "Hero", toda una obra maestra difícil de superar.

"La Casa de los Cuchillos" no presenta un guión truculento cargado de trampas como en "Hero", sino que se decanta por una historia de amor bastante rosa, con particulares giros de trama y falsos culpables. Estilísticamente, es una joya. El guión era mejor en "Hero", pero esta la supera largamente en cromatismo y balance fotográfico. Sólo puedo decirles una cosa: VAYAN A VERLA.

Mención aparte merece la participación como galán del astro japonés Takeshi Kaneshiro. Japonés a medias, porque revisando su ficha natal, nació en Taiwan, y maneja ambas lenguas a la vez, el japonés y el mandarín. Además de su cuerez (como diría Adry), es todo un ídolo de las telenovelas, las películas de acción y del figurettismo en Japón. Una especie de Christian Meier, por así decirlo, pues también es un consumado cantante con varios discos en su haber. Particularmente no le he prestado atención a su discografía, porque suele mezclar ambas lenguas y no le entiendo ni papa de lo que canta.

No se pierdan la película, la estrenan la próxima semana, eso creo.

Posteado por Cyan a las 11:09 a. m.
 
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