Gay as Christmas
sábado, diciembre 24, 2005

Me levanté muy temprano, cerca de las seis de la mañana. Navidad, le dicen. Una época que, para vivirla, hay que sentirla. Yo dejé de sentirla hace mucho, quizás cuando era niño y esperaba con ansias los regalos esparcidos bajo el arbolito, ese arbolito que dejé de armar en casa hace unos 3 años.

Quienes hayan leído este blog a consciencia, sabrán de antemano que la Navidad ha marcado siempre una etapa trágica en mi vida. Aunque si lo pienso mejor, no ha sido la Navidad, sino el amor. "Me enamoré como una idiota" suele decir el diálogo almodovariano, pero fue precisamente eso lo que pasó en las Navidades del 2002, cuando decidí (porque como dice Ana Conda, el enamorarse significa elegir) enamorarme de Pendex.

Tampoco fue una relación "normal". Tan sólo fue un acercamiento entre un niño de diecisiete y un patético inexperto de veintidós. No obstante, el inexperto de veintidós se la creyó enterita. Y su corazón (en mil pedazos) fue a parar directamente al retrete del hospital donde pasó la Nochebuena, con las muñecas cortadas y vendadas, los padres llorosos, y la mirada perdida hacia la ventana, deseando morir todavía.

La situación dio un giro parecido en los años siguientes, ya sin "accidentes" de por medio. El año pasado fue Pertur el culpable de una Nochebuena solitaria y una sesión onanista que se prolongó hasta las dos de la mañana.

Este año, sin embargo, he decidido no salir a la calle. Me siento muy bien recibiendo saludos navideños, pero la calle ya significa otra cosa. Afuera, la gente compra regalos, se toma de la mano, vive intensamente el momento. Yo no me siento así. Si quiero conservar mi estabilidad emocional y mi recién encontrada tranquilidad, es mejor no salir. Viviré la Navidad desde dentro, reflexionando y trazando nuevos planes.

En un comienzo pensé que esta Navidad estaría otra vez solo. No obstante mi madre, temiendo que pase lo que sucedió hace 3 años, se encargó de pedirle a mi padre y a mi abuela que me acompañaran. Sé que mi familia en ningún momento me ha estimado, pero al menos no la pasaré solo. Estaré pensando en cada uno de ustedes, en cada uno de los amigos que se han tomado el trabajo de brindarme su apoyo. Inclusive le mandé por e-mail a Billy una tarjeta que hice a partir de una foto suya donde salía increíblemente lindo. Ojalá no se lo tome a mal. Fue un impulso que tuve. Gracias, amigos, al fin he podido sonreír.

Por eso, a ustedes les deseo lo mejor.

Posteado por Cyan a las 9:18 a. m.
 
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