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La timidez de Pertur Christ
lunes, octubre 04, 2004 |
Al sonar el despertador tuve que tomar una nueva decisión: llegar temprano o tarde a la clase de francés. De llegar temprano, los pros eran no perderme el comienzo de la lección y además encontrar el transporte público más despejado. De llegar tarde, llegaría a la misma hora que Pertur Bado (él es tardón por excelencia) y también podría elegir un sitio libre a su costado y muy cerca a él. Elegí llegar temprano porque el nerviosismo no me dejó dormir y porque preferí ir avanzando, a tener que sentarme en casa, esperar y desesperar. Cuando salí de mi cuarto, noté que mi mano temblaba. Me cercioré de la música que llevaría para el trayecto y reparé en escoger CDs que apaciguaran un poco mi ansiedad. "A estas horas de la mañana, la voz de Ana Torroja me vendrá bien" pensé, por lo cual escogí el primer CD de Mecano (Mecano - 1981). Cuando salí al paradero, los teclados de Nacho Cano y la voz de Ana que murmuraba "Hoy no me puedo levantar", me hicieron sonreir con un poco de nostalgia y preguntarme por qué en tanto tiempo no había escuchado un disco tan bueno.
Llegué a la Alianza Francesa. El salón (lamentablemente) ya no contaba con una mesa redonda para todos, sino con carpetas individuales colocadas en círculo. Estaban mis 10 compañeros del ciclo anterior. Sólo faltaba Pertur. Me estremecí al pensar que podría no haberse matriculado y que no lo volvería a ver. Una amable profesora entró y dio por iniciada la clase. 30 minutos después, alguien tocó la puerta con golpecitos tímidos. Me dio un escalofrío al pensar que ya conocía SU manera de aporrear las puertas. A continuación, MI AMOR apareció en el umbral. Estaba mucho más retraído que nunca y no sabía dónde sentarse. Sólo quedaban dos sitios disponibles: el que estaba a mi lado y otro junto a EL GORDO, un chico buena gente que inspira confianza. Pertur avanzó por el salón, indeciso. Yo rezaba (y temblaba). La profesora le señaló el asiento vacío de mi costado, pero Pertur cruzó el salón y se sentó junto al Gordo. Yo me sonrojé e instantáneamente lo odié. "Chibolo de mierda" pensé. "Nunca te darás cuenta de lo mucho que puedo llegar a amarte".
Lo que pude notar a continuación fue una leve mutación en el aspecto de Pertur. Su cabello está un poquitín más largo, y su rostro delata una leve barba sin afeitar, como una especie de bozo adolescente que contribuye a hacerlo más atractivo. También se había peinado con raya al centro, y las extremidades de sus cabellos caían sobre sus ojos adornados con ¿ojeras? Salvo los momentos en los que lo vi reir, despedía un aire "trágico". Aquello más su delgadez, lo hacían parecerse al look que poseía Diego Bertie en la película "Sin Compasión". Pero también podía asemejar a un Jesucristo bastante sexy. JESUCRITO SUPERESTAR. El papel le caería a pelo. Felizmente, la clase estuvo bastante entretenida. Pero yo moría por dentro cuando veía a Pertur conversando amablemente con el Gordo a su costado, y hasta lo vi reír. Palidecí de rabia al imaginar que ése cerdo se hiciera amigo de Pertur antes que yo. No obstante, Pertur ME MIRABA. Y en todo momento, e inclusive me pareció que examinaba mis reacciones cuando la profesora me preguntaba algo. A veces yo reía y notaba que Pertur, muy serio, me observaba. Pensé: "tal vez es mucho más tímido de lo esperado".
Lo peor ocurrió cuando vino un ejercicio en el que teníamos que formar grupos de a dos. Obviamente, Pertur se juntó con el gordo. Yo, resignado, lo hice con una chica de mala permanente que tenía a mi lado. Cuando me tocó leer nuestro ejercicio, me esforcé por hacerlo lo mejor posible, no por la profesora, sino por Pertur. Cuando acabé (y el resto aplaudió), mi mirada se cruzó con la de ÉL, quien me observaba con una sonrisa. Estuve al borde del colapso. "Le gusto" me atreví a pensar. "Tengo que gustarle". Pero la clase terminó y yo, ofuscado por aquél pensamiento, me dirigí hacia la puerta y caminé por la Javier Prado, sin percatarme siquiera de los 5 Pasos que debía seguir para conquistarlo. Reflexioné y opté por tomar SU recorrido, pues estaba seguro de que vendría caminando atrás mío y que me lo toparía con facilidad si aminoraba mi paso. Pasé una cuadra y ni señas de Pertur. No quería mirar atrás por temor a toparme con su mirada. Seguí caminando y NADA. No podía ser. Resignado, miré para atrás, y vi a Pertur caminando alegremente con el Gordo. "Mèrde". Cerdo de la gran puta. Contra todo pronóstico, aquél marrano me palmoteó la espalda y se puso a mi lado, hablando de cualquier cosa.
Luego, Pertur me sorprendió con una maniobra osada: al cabo de unas cuadras, dejó que el gordo avanzara y se puso a mi lado. Yo lo miré: era mucho más guapo de perfil que de frente. Me apresuré a contar un par de cosas graciosas y ambos se rieron. Me desenvolví bastante bien en aquella situación y comprobé con agrado que Pertur también se reía con lo que contaba, pero no me atreví a mirarlo directamente a los ojos. No podía. El Gordo habló:
Gordo: ¿Pero tú no te vas para La Molina? Deberías haberte ido para el puente de la U. de Lima, y no venir hasta el Trébol.
Cyan: (con odio disimulado) Ah, no, es que... (nervioso) em... (maldito gordo, me atrapaste) es que... ¡Ah, sí! Es que me estoy yendo a Saga Falabella, ahorita...
Pertur: Ah, chispas...
¿Chispas? ¡CHISPAS! Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, Chispas, CHISPAS. ¿Acaso decir "chispas" no es usar un arcaísmo? Pudo haber dicho sencillamente "ah", o "chesu..." o "ah, chucha", pero dijo CHISPAS. Y me gustó. Y me pareció lindo que lo dijera. Y LO AMÉ MÁS.
El Gordo paró una combi. Pertur lo siguió. Se despidieron de mí y se subieron. Me quedé ahí, angustiado. Me senté en una banca cualquiera. ¿Por qué el Gordo puede ser amigo de Pertur y yo no? ¿Le cae más el Gordo que yo? ¿Yo le causo repulsión? ¿O por el contrario, quiere ser mi amigo pero es tan tímido que tiene que hacer migas con ese cerdo? Me puse el discman y Mecano me asfixió. Cambié por un disco de los Yeah Yeah Yeahs. Me sentí mejor y cruzé el puente para regresar a casa. No cabe duda que cada día amo más a ese hijo de puta. Ojalá algún día pueda hacer buen uso de los 5 Pasos... o quizás, moriré de amor. Quiero morir.
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